La independencia nacional conferencias dictadas por encargo de la cnsip segundo ciclo

al coronel Andrés Cáceres. Parte Cáceres lleno de ardor ... , pero será mejor que cedamos la palabra a un diario limeño que narra la maniobra. . . . "la sed agotaba a sus soldados, las municiones eran escasas, la tropa caminaba con tan limitados elementos como si marchase a una parada. Fue necesario contramarchar y se contramarchó. ¡Fuerza del destino!" "Pero, ¿por qué carecía la división de Cáceres de los elementos de movilidad indispensable, bestias y vehículos? ... "¿No se habían dado las órdenes para empadronar y requisar los me– dios de movilidad que en la capital existían? ¿Por qué pues, faltaron? No queremos dar otras razones que la consecuencia para con los intere– sados en retener aquellos objetos útiles para sus propias industrlasi; y también el deseo, muy plausible pero inconveniente en esa emergencia, de no hacer sentir a la población los efectos anticipados de la guerra". "¿Por qué el gobierno no acudió a los particulares? ¿Qué razón im– pedía al gobierno tomar de hecho cuanto hubiere necesiúido? Provisto nuestro ejército de las acémilas y vehículos que había menester, una di– visión, un ejército entero, pudo llegar a Lurín, cuando el invasor apenas tenía una diminuta fracción de sus tropas en tierra, y entonces ... los resultados hubiesen sido distintos" (17). Al meditar en los desastres de esta guerra y en lo mucho que pudo hacerse de haber contado nuestra patria con un conductor de mano dura, no podemos menos de lamentar: ¡Cómo no tuvimos entonces un pe– queño Bolívar! Sistema de guerra bolivariana - Dada la finalidad de esta charla, no podemos, en razón del tiempo disponible, ni debemos, en razón del carácter del amable auditorio, tra– tar este asunto en otra forma que no sea una exposición muy sencilla y alejada de toda técnica militar. Contemplada en su conjunto la campaña militar del Libertador en el Perú, podemos compararla con una ola. En ésta observamos tres mo– mentos: (1) Una masa de agua que retrocede tumultuosa, de tierra hacia el mar; (2) Esta masa que retrocede, se encuentra con otra mucho mayor que avanza, y al unir sus caudales ambas corrientes, se arremolinan y for– man una elevada montaña líquida, que por un instante parece mantener– se en equilibrio, sin avanzar ni retroceder, solo hinchándose y creciendo en altura; (3) Tomando impulso en este previo choque -cachascanista que se arroja de espaldas sobre las cuerdas, para golpear con mayor ímpetu a su adversario-, la enorme masa resultante inicia su carrera ha– cia la costa, con velocidad que va en rápido aumento, hasta formarse la poderosa cresta que rabiosa se lanza sobre la roca, estallando en atrona– dor ruido. Estas tres fases de la ola se corresponden exactamente a las (17) "El Comercio", de Lima, enero de 1884. - 155 -

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