La independencia nacional conferencias dictadas por encargo de la cnsip segundo ciclo
Unidad de mando. Reza un antiguo refrán que cuando los capitanes son varios, el barco zozobra. Esta idea, de simple sentido común, la ex– presa Napoleón en esta forma: "El mando único es la primera necesidad de una guerra". Diseminada a través de la correspondencia de Bolívar, hallamos múltiples manifestaciones de que esa misma necesidad la exigía en todas sus empresas militares. "Si el Congreso manda por una parte, y yo por otra al mismo ejército, tendremos un monstruo que devorará al Perú", escribe desde Pativilca al Presidente Torre Tagle, en enero de 1824. Respecto del desorden y caos -en el fondo, ausencia de unidad, nada más y nada menos-, expresa: "Podemos·contar con 15 o 16.000 hombres disponibles, si vienen los de Chile, pero sin pies ni cabeza; sin pies por falta de movilidad y sin cabeza porque a nadie obedecen. Nadie obedece a nadie y todos aborrecen a todos". Recomendamos a los señores profe– sores revisar lo ya expresao por el Libertador a propósito de movilidad (pág. 152 y 154). "El gobierno de Riva Agüero es el gobierno de Catilina unido al de un caos", escribe a Sucre, antes de venir al Perú (4 de agosto de 1823). Comando en Jefe. Decía Napoleón: "Un general que tenga que ver las cosas a través de los ojos ajenos, nunca podrá mandar un ejército como debiera". "La voluntad, el carácter y la audacia me han hecho lo que soy". A través de esta charla hemos hecho numerosas referencias de cómo Bo– lívar se desplaza continuamente, y cómo todo lo hace y lo ve personal– mente, sin economizar esfuerzos. Mitre, historiador argentino, dice de él: "Poseía en alto grado las dotes del caudillo revolucionario, el genio de la guerra, y la inspiración ardiente en medio de la acción, ele– vándose de un golpe en su escala al rango de los célebres capitanes anti– guos y modernos. La rapidez para concebir y la audacia para ejecutar, competían con su fortaleza y su ímpetu heroico para ir siemµre adelan– te. Poseía el arte de imponerse al enemigo y de infundir confianza a los suyos". Téngase en cuenta que estas palabras aparecen nada menos que en su "Historia de San Martín", obra que en parte es un estudio para– lelo del Protector y del Libertador. Plan de campaña. Aducen algunos historiadores que han estudiado sólo superficialmente sus campañas, que Bolívar no preparaba seriamen– te éstas, sino que. actuaba por impromtus, movido por la vehemencia e in– quietud de su temperamento. Dicho en otras palabras, se afirma fue ge– nial repentista. Nada más alejado de la verdad. En el Perú meditó larga– mente sus operaciones militares, dentro de lo relativo que fueron las su– yas realmente campañas relámpago. Es aleccionador observar a través de su correspondencia cómo madura sus planes. Cómo les intrQduce las mo.dificaciones que la cambiante situación propia y del enemigo así lo exigen. Desde Pativilca, el 26 de enero de 1824, expone a Sucre -situa– do a la sazón en Huánuco- su plan de campaña. Este es un documento admirable, a la verdad. Contiene todas las posibles hipótesis de guerra, es metódico, lleva las medidas de previsión necesarias. Nada le falta. Igual que un arquitecto que antes de levantar elevado edificio, comple– ta minucioso cálculo que le permite determinar las dimensiones y pro– fundidad de los cimientos capaces de soportarlo, exactamente procede el Libertador. Por ello su plan, netamente defensivo en esos momentos, - 160 -
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx