La independencia nacional conferencias dictadas por encargo de la cnsip segundo ciclo

túan una rápida y amplia maniobra de envolvimiento que amenaza la seguridad de sus tropas (página 162). Pero dejemos, mejor, que el pro– pio general explique a Bolívar los sucesos: "En mi susto por la disper– sión en que estaba el ejército, dije muchas veces: "está bien castigada mi culpa cuando he acantona9-o las divisiones separadamente, distrayén– dome de los consejos de un viejo militar y de un buen amigo, que tan recientemente me ha escrito sobre esto" (21). Guerra y opinión Se han puesto, frente a frente, dos grandes figuras americanas, San Martín y Bolívar. Hemos dicho que el primero parece haber buscado la independencia peruana - sin hallarla- mediante una solución no san– grienta, fórmula que acaso lo arrastrara a su tan anhelada monarquía. El segundo, por temperamento hecho a los métodos drásticos, buscó nuestra independencia -y la halló- en la solución militar: la batalla. Un trono, una espada. (21) Juzgamos conveniente presentar estas líneas dentro del contexto general de las ideas de Sucre, hechas conocer a Bolívar en su carta del 7 de noviembre, fechada en Pichirgua: .. ."Resolví, pues, aquel día (2 de noviembre, fecha de la llegada de una del Libertador) verificar nuestra marcha para Andahuaylas, y por esta y otras razones me vine para el ejército. En el tránsito a Lam– brana recibí el parte del general Miller, de que todas las fuerzas enemigas se movían sobre nosotros y que tendríamos que batirnos al día siguiente, 3. Este aviso me causó a un tiempo sorpresa, disgusto y placer. Sorpresa, por– que siempre conté tener avisos más anticipados del general Miller, disgusto, porque nuestra primera división estaba a 7 leguas (35 kilómetros) del ene– migo, mientras nuestro ejército, extendido en 20 ó 25 leguas (100 ó 125 km.), no podría reunirse adelante; y placer, porque veía que si los enemigos ve– nían, teniendo reunido el ejército, ya contábamos un triunfo. Nunca he duda– do de la victoria. "En mi susto por la dispersión en que estaba el ejército, dije muchas veces: 'está bien castigada mi culpa cuando he acantonado las divisiones se– paradamente, distrayándome de los consejos de un viejo militar y de un buen amigo, que tan recientemente me ha escrito sobre esto. Sin embargo, yo pienso ser algo disculpable si se atiende a que en la posición del enemigo no había peligro en esta colocación de tropas. "Tomé, pues, las disposiciones que digo oficialmente, y me he venido aquí con todo el ejército, porque hay pastos, y no falta qué comer a la tropa, a lo menos carne y mote. Si usted hubiera estado en el ejército, la operación más natural, más en orden y más provechosa era haber marchado a Mamara y buscar al enemigo en cualquier parte; pero yo no soy ni puedo ser jamás resuelto como usted, mucho menos en este caso que no convenía con las opi– niones de usted tan repetidas de venir a Andahuaylas" ... : "Entretanto, si los enemigos nos buscan, esta posición es la mejor de las que hemos encon– trado en Ún país (región) tan quebrado, y tiene la ventaja de cubrir en cierto modo el flanco por Challhuanca, y nos hemos quitado de la espalda un obs– táculo como el (río) Pachachaca. "En cuanto a que los godos (españoles) vengan o no, no sé qué decir a usted". . . (Los paréntesis son del conferenciante). - 166 -

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