La independencia nacional conferencias dictadas por encargo de la cnsip segundo ciclo

la injusticia de la administración virreinal y vive en su espíritu el resen– timiento de jesuita desterrado; Riva Agüero, hace un análisis encendido de los sufrimientos que impone el "chapetón"; Mariano Alejo Alvarez, exige preferencia para el americano en la concesión de los puestos públi– cos; y Vidaurre, en fin, en su famosa Memoria sobre la pacificación de la América Meridional, subraya que la justicia indica un cambio de actitud en el gobierno de España dado que el medio mismo que se gobierna es otro si se le compara con el medio del siglo XVI. Baquíjano en bellísimo texto sostiene que la opresión nunca es cami– no de gobierno, y que el sometimiento por medio de las armas no es fuen– te de paz duradera y sí de transitorio dominio en espera del levantamien– to en hora propicia. Hay otro ángulo. La imagen de una époc& de injusticia que se expre– sa en contorno de las reformas de las Cortes de Cádiz. Se habla de un tiempo de dolor, de una época de aflicción, de sufrimeintos opresivos, que termina. Lo económico. Los temas económicos están presentes de diverso modo en el hom– bre precursor. Para usar un lenguaje de nuestra época, la preocupación por la libertad económica está presente de manera inequívoca. Lo dicen para ofrecer la muestra más segura y más clara, los pedidos de nuestros diputados en las Cortes de Cádiz con relación al comercio, a la industria y a la agricultura. Se persigue que nuestra economía se desligue de la metrópoli y juega con libertad. Vive, igualmente, en ese tiempo la preocupación porque la riqueza producida en el virreinato sirva a sus mismos pobladores y no se exporte necesariamente. Esta misma idea ya se dibuja en tiempo antiguo en el famoso "voto consultivo" de Bravo de Lagunas, cuando el oidor subraya la importancia del autoabastecimiento de trigo. Así como sería erróneo el querer explicar el fenómeno de la Indepen– dencia como un asunto determinado por la economía, es erróneo afirmar que lo económico no está presente de algún modo, como lo muestran -a manera de ejemplo- los testimonios dichos, en el caso de nuestra Emancipación. Visión nacional Sería error gravísimo entender el tiempo precursor desde Lima, o como asunto limeño. El fenómeno, que tiene notables manifestaciones en Lima, vive asimismo en las más diversas regiones y ciudades del Perú. Hay que rechazar por absolutamente errónea y por lo tanto desfigurado– ra de la realidad, esa imagen centralista del tiempo precursor. -15-

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