La independencia nacional conferencias dictadas por encargo de la cnsip segundo ciclo
Canterac, general en jefe del ejército real del Perú, escribe est<)s nobles palabras: "Excelentísimo Señor Libertador D. Simón Bolívar. Como amante de la gloria, aunque vencido, no puedo menos de felicitar a Vuestra Ex– celencia por haber terminado su empresa en el Perú con la jornada de Ayacucho. Con este motivo tiene el honor de ofrecerse a sus órdenes y saludarle en nombre de los generales españoles, éste su afectísi:i;no y ob– secuente servidor que su mano besa.- José Canterac. Huamanga, a 12 de Diciembre de 1824". Esta carta demuestra, mejor que ningún otro documento, ser Bolí– var nuestro Libertador de hecho. Dos meses después de la acción, el Sobe– rano Congreso del Perú expide un decreto que señala: "Artículo l'? - Se abrirá una medalla en honor del Libertador, que lleve por el anverso su busto con este mote: "A su Libertador Simón Bolívar", y por el reverso las armas de la República con este otro: "El Pení restaurado en Ayacucho año de 1824" (12 de febrero de 1825). Como vemos, también lo es de derecho. Ahora, daremos a conocer algunas opiniones valiosas. El último día del año de Ayacucho, refirién– dose al Libertador expresa una muy ilustre figura peruana de destacada participación en la victoria, José Faustino Sánchez Carrión: "Su prepotente brazo cortó de raíz la biforme anarquía d~ las pro– vincias del norte; ha vencido y humillado, por el sud, veinte mil soldados españoles, arrancándoles las dos terceras partes del terri– torio que dominaban, y salvando todo el Perú del yugo colonial". Dice un eminente sociólogo y diplomático peruano, Francisco García Calderón: "Bolívar es el más grande de los libertadores americanos: es el Li– bertador. Supera a unos en ambición, a otros en heroísmo, a todos en actividad multiforme, en don profético, en imperio. . . Fue el genio de la Revolución americana, creador, capitán y prof~ta. Sen– tía en sí el "demonio de la guerra" ... "Como las grandes almas ator· mentadas, desde Sócrates, obedecía en sus impetuosas campañas a una divinidad interior... Pertenece a la ideal familia de Napoleón y de César. Sublime creador de naciones, más grande que San Mar– tín y más grande que Washington". ¿ Qué dice de él el Gobierno argentino de los días de Ayacucho? Cuando en octubre de 1825 llega a Potosí, en viaje triunfal iniciado en Lima, las Provincias Unidas del Río de la Plata le envían una delegación que lo saluda oficialmente con estas palabras: ... "Numerosos laureles y palmas de victoria han sabido arrancar a la fortuna los guerreros argentinos; pero todos nuestros trofeos apa– recen pequeños ante Vos, Señor, el Padre de cinco naciones, que - 170 -
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