La independencia nacional conferencias dictadas por encargo de la cnsip segundo ciclo

Del panorama complejo y original de nuestros precursores y entre las variedades de reformistas y separatistas, o de políticos y doctrina– rios, se puede desentrañar algunas clarísimas orientaciones unitarias. Hay problemas de la época que reducen a una semejante posición espi– ritual a hombres de temperamentos distintos, de muy diversas actitudes humanas. Desde la preocupación normativa y docente de Toribio Rodrí– guez de Mendoza hasta la inquietud revolucionaria de Riva-Agüero, y des– de la independencia personal y la autoridad de Baquíjano hasta las hi– pérboles de Vidaurre y las afirmaciones doctrinarias de Viscardo, aparece un conjunto de problemas que asocia también al espíritu de Arce y al afán patriótico de Sánchez Carrión. Este común denominador se halla, en primer lugar, en la confesión de la existencia del Perú. Esta vivencia del Perú es técnicamente irrefutable en el pensamiento de nuestros pre– cursores. Ellos se sienten del Perú, pertenecen al Perú; como lógico coro– lario advierten la unión entre todos los que admiten pertenecer al Perú; ven la unión entre los peruanos; cada uno en su esfera propia trabaja por el Perú, hay en ellos preocupación por realizar el bien común de los peruanos; ven por otro lado que el nuevo país no puede permanecer unido a España dentro de los cánones antiguos, se manifiestan descontentos por el estado de cosas y persiguen un remedio. Aquí viene la separación, los que creen en las reformas, como virtud salvadora general, y los que ven en la Independencia la única solución definitiva a los problemas del Perú. Este es el testimonio de los precursores. El Perú es para ellos una <:omunidad social que requiere un nuevo tratamiento. La 'comunidad so– cial, el Perú, es anterior al problema y es su causa. En el espíritu de los precursores las rivalidades sociales, los problemas económicos, los erro– res políticos, no son los creadores del Perú sino que muy al contrario el Perú no puede continuar en ese estado de cosas porque ya su realidad humana y social es otra, porque es singular, distinto, y con una orienta– ción propia que realizar (35). Frente a este problema de la vivencia del Perú y de lo peruano y ante la necesidad de procurar una modificación, o una revolución del estado político, es donde se halla precisamente el signo incomparable de la épo~ ca de los precursores. Ellos viven un momento substancialmente distinto de la época beligerante, 1820-1827 (36). El de los precursores es un lap– so que no sólo está aparte de la historiografía durante muchos años sino que inclusive hoy algunos no descubren cómo ese momento es el más valioso en tanto que entraña honda congoja personal frente a la creencia en la patria e igualmente porque es el lapso -en apariencia con sólo (35) Jorge Basadre insiste en varios trabajos en la idea de la esperanza en la patria, la ilusión frente a ella. Este fenómeno es interesante estudiarlo en analo– gía con el proceso separatista de otros países hispanoamericanos. (36) Importa insistir en un estudio integral de la Independencia, que no re– corre ni la de los grandes caudillos y que sí vea cómo ambas se perfeccionan y coor– dinan. Además insistimos en este trabajo en el valor nacionalista de la etapa d<! los precursores. - 31-

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx