La independencia nacional conferencias dictadas por encargo de la cnsip segundo ciclo

XIX. Es imprescindible hacer previamente un esclarecimiento de térmi– nos y plantear el cuadro general, el esquema dentro del cual ordenare– mos un conjunto bastante nutrido de hechos, de acontecimientos disper– sos, complejos, algunos al parecer inconexos y casi todos ellos no sufi– cientemente esclarecidos por la investigación documental. Sobre el fenómeno "precursor" En cuanto a los términos, lo primero que debemos aclarar es el sig– nificado que conferimos a la palabra precursor, recientemente impugnado en un artículo periodístico. Generalmente la historiografía peruana apli– ca el término de precursor, al tratar de nuestra Independencia, a toda persona, institución, acontecimiento o circunstancia que prepara la Eman– cipación, que la anuncia, que repercute en ella con signo positivo, a todo factor coadyuvante. Mas estrictamente se aplica, sin embargo, a las per– sonas, a las figuras próceres, a las personalidades que con su pensamien– to o con su acción se adelantan los acontecimientos, los precipitan, los propician, luchan por el advenimiento de las nuevas metas. Pero hay acuerdo, por ejemplo, en considerar precursor de nuestra Independencia a don Toribio Rodríguez de Mendoza, el eficaz educador del Convictorio de San Carlos, maestro de dos generaciones de peruanos que luchan por la Emancipación, y lo hay también en conslderar precursor al Mercurio Peruano, un periódico que predica el americanismo y el peruanismo, el retorno a las cosas vernáculas, que es una forma de propiciar la concien– cia de sí, estación fundamental en el proceso emancipador. Una persona y una institución pueden ser, pues, por distintas formas y maneras, pre– cursores. Pero la acción precursora muchas veces escapa al deliberado designio de sus autores. Siempre se dice que los ideólogos son rebasados por los revolucionarios; y muchas veces no solamente rebasados sino también superados, corregidos, ampliados, desfigurados, complet~dos, etc. La acción precursora puede ser en veces involuntaria, inconsciente; puede tener una dirección y un sentido distintos a los de la voluntad o el deseo de sus autores. Cuando José Baquíjano y Carrillo pronuncia .su célebre Elogio del Virrey Jáuregui, parece proponer un cambio en la mentalidad política y administrativa del Perú, parece propiciar un con– junto de reformas; es decir, de nuevas formas, pero dentro de la misma realidad política. Pero sin embargo ese texto pudo tener, y de hecho aventuramos que tuvo, otras resonancias, otras suscitaciones en algunos de los que lo escucharon o leyeron en la valiosa y hoy rarísima primera edición, requisada en tiempos del Virrey Croix. Para algunos el alegato refonnista motivó✓ una nueva inquietud, un nuevo ideal autonomista o más aun, separatista, porque puso al descubierto con sutileza pero lúci– damente, aspectos negativos de la realidad que incitaban a un cambio, más o menos profundo según la mentalidad, la conciencia personal, la circunstancia histórica de cada uno. Es el mismo caso de la rebelión de Túpac Amaru: aun puede debatirse la exacta intención inicial del levanta– miento -reivindicación social indígena y reformas administrativas o in– tento separatista-, el hecho es que Túpac Amaru gana sus batallas des– pués de muerto, pues se crea la Audiencia del Cuzco y se suprimen los corregimientos, e incluso promueve a su alrededor y aún más allá de las fronteras del virreinato peruano y aún más allá del continente, en la mis- - 48 -

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