La independencia nacional conferencias dictadas por encargo de la cnsip segundo ciclo

6.-Chile forma su Marlna.-Corso chileno (,Ontra el Perú. Pasemos a tratar de Chile y principiemos por ocuparnos de Valpa– raíso. Cuando finaliza el siglo XVIII, el citado puerto, tiene un aprecia– ble tráfico e intercambio con el Perú a base de ocho buques grandes, diez fragatas y quince bergantines o pailebotes, cuyos propietarios residen en Lima, mientras no puede citarse sino a un sólo armador importante q_ue vive allá, Gaspar de los Reyes, dueño de la única nave genuinamente chi– lena, el Santo Cristo de Lezo. Valparaíso, entonces, no resiste compara– ción alguna con el Callao, donde pasan de doscientas las naves que en– tran y salen anualmente del puerto, habiendo una maestranza con 68 car– pinteros de ribera, 107 calafates y 1020 hombres de mar, organizados se– gún una bien meditada matrícula. Ahora debemos saltar algunos años y situarnos cuando el General San Martín con el Ejército de los Andes pa– sa la cordillera y vence en Chacabuco, marcando el momento en que la causa española empezó a retrogradar en América, según manifestó el pro– pio Virrey Pezuela. A raíz de ese triunfo, los patriotas dominan Valpa– raíso, de cuyo gobierno político y militar se hace cargo el Teniente Coro– nel Rudecindo Alvarado: en el puerto no hay un solo buque y ni siquiera en lanchón. Días después largaba el ancla,en el surgidero el bergantín es– pañol Aguila, confiado en la bandera de su nación que, expresamente, se había mantenido enarbolada en el Castillo de San Antonio; las autorida– des patriotas se apoderaron tranquilamente del bergantín, fue el primer buque de guerra chileno y así nace la Marina de dicho país. En 1817 había conseguido el Virrey del Perú formar una Fuerza Na– val apreciable, compuesta de las fragatas Venganza y Esmeralda, las cor– betas Sebastiana, Resolución y ve}oz y de los bergantines Pezuela y Po– trillo. Con esta Fuerza atendió el Virrey a la plaza de Talcahuano, enton– ces sitiada por el General O'Higgins; además, practicó el bloqueo de Valparaíso. La reacción patriota se encaminó a organizar una verdadera, Marina militar capaz de tomar la ofensiva. No nos corresponde seguir paso a paso ese proceso, que fue llevado a cabo indudablemente con le– vantados y laudables esfuerzos, coronados a veces por el éxito. Mientras se creaba la Escuadra chilena, los particulares, en especial ingleses y americanos, siguiendo el ejemplo sembrado por los corsarios de Buenos Aires, solicitaron armar naves para hostilizar el comercio marítimo pe– ruano en el Pacífico, capturando o destruyendo las naves mercantes en apariencia españolas y asaltando los puertos de nuestro país. Los móvi– les eran bastante lejanos a los del patriotismo. El Director Supremo del Estado de Chile principió a expedir los nombramientos de Comandantes en corso, con iguales honores, fueros y privilegios que a los de su clase en la Armada chilena. El capítulo correspondiente a tales expediciones es bastante dilatado y su estudio por nuestros historiadores, podemos ca– lificarlo de casi abandonado. Fue la Fortuna a cargo de dos antiguos Capitanes ingleses y un ex-guardiamarina de la Armada británica, el pri– mer corsario chileno que surcó el mar con resultados muy favorables, estimulando a otros en seguir el camino de la riqueza que se había abier– to. En efecto, la lista es larga y apenas mencionaremos el bergantín El chileno, que durante seis meses recorre nuestras costas y apresa una se– rie de buques mercantes; la goleta Nuestra Señora del Carmen, alias el -72-

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