La independencia nacional conferencias dictadas por encargo de la cnsip segundo ciclo
naval no podía compararse con el de Cochrane, pues las mismas fragatas realistas estaban dotadas con artillería inferior a los mejores buques pa– triotas. En cuanto a los mercantes armados hubieran sido fácil presa pa– ra oficiales ingleses, veteranos de las guerras europeas. Encerrado el Poder naval realista en el Callao, toda la costa peruana quedaba a merced de la Escuadra chilena. Es verdad que Pezuela despachó emisarios a todas partes avisando la situación y ordenó alistar las mili– cias, para rechazar los desembarcos posibles; pero el mar estaba abierto a las operaciones del enemigo. El 22 de Marzo intentó Cochrane un nuevo ataque contra el Callao, que también fracasó. Todo esto iba sembrando el desaliento en la Escuadra bloqueadora. Por entonces la escasez de ví– veres se comenzó a sentir, lo cual obligó a Cochrane a dejar el Callao, y permaneciendo la Chacabuco en observación sobre dicho lugar, los otros buques fueron a proveerse al puerto de Huacho; allí se le juntó el Con– tra Almirante Blanco con el Galvarino y el Pueyrredón. Decidió Cochrane dividir sus fuerzas, ordenando a Blanco que volviese al Callao a continuar el bloqueo con la mayor parte de las naves y él con la O'Higgins y el Gal– varino, prosiguió al norte. En Supe, consiguió Cochrane apoderarse de unos caudales que se conducían por tierra; al norte de Huarmey capturó el bergantín francés Gazelle, con cajones conteniendo unos sesenta mil duros y Paita fue materialmente saqueada. El Contra Almirante Blanco, al faltarle los víveres, levantó el bloqueo del Callao y se dirigió con la Escuadra a Valparaíso, lo cual lo hizo caer en desgracia del Gobierno que lo obligó a vindicar su conducta en un consejo de guerra. Volvió Cochra– ne al Callao de su expedición y no encontrando a la Escuadra, la buscó hasta Huacho, y por fin, se hizo a la vela con rumbo a Valparaíso, en don– de fondeó el 17 de Junio, después de cinco meses de ausencia. Los propios historiadores chilenos han convenido que el resultado de la primera ex– pedición de Cochrane no fue tan eficaz como se había esperado; más a falta de victorias resonantes, las adquisiciones materiales no pueden cali– ficarse de despreciables. Desde el punto de vista de la libertad, quedó de– sacreditado el Poder naval realista, permaneció dada la señal de alarma a los patriotas peruanos y en Supe se embarcaron en la Escuadra de Cochrane los patriotas Andrés Reyes, Francisco Vidal, Requena que más tarde sería diputado y Franco que hizo la guerra de guerrillas. De pasada diremos que mientras Cochrane se encontraba operando con la Escuadra sobre la costa del norte del Perú, salió de Valparaíso la Rose, la misma que condujo al ilustre marino británico a Chile y con el nombre de Rosa de los Andes, bajo el mando del famoso hombre de mar Illingworth, fue lanzada en calidad de corsario a perseW,!ir las naves mer– cantes realistas que hacían el tráfico en el Pacífico. La historia ha llena– do páginas muy notables con los hechos de ese buque y su Comandante, el cual estuvo después cooperando en la Emancipación de nuestro país. 8.-Segunda Expedición de Lord Cochrane al Perú. Desde la llegada de Cochrane a Valparaíso, no omitió diligencia al– guna el Gobierno chileno para alistar una segunda expedición naval al Pe– rú y así, nueve naves perfectamente equípaclas salieron de dicho puerto -75-
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