La independencia nacional conferencias dictadas por encargo de la cnsip segundo ciclo

el 12 de Setiembre de 1819, entre las que estaban la fragata O'Higgins que hacía de almiranta, el navío San Martín comandado por Wilkinson, la fra– gata Lautaro al mando de Guise, la fragata Independencia con Forster, el bergantín Galvarino con Spry, el bergantín Araucano con Crosbie y las· fragatas apresadas Victoria y Jeresana en calidad de transportes y desti– nadas para brulotes. La Escuadra arribó al Callao el 28 de Setiembre; fue, entonces, cuando Cochrane tuvo algo así como un rasgo quijotesco: propuso al Virrey, en un reto singular a sus naves y Castillos, un combate igual de buque a buque y de cañón a cañón: la negativa no podía dejar de producirse. El 1? de Octubre se puso la Escuadra chilena en lugar a pro– pósito, procedió a preparar tres balsas para arrojar los cohetes y bombas que conducía, mientras efectuaba una demostración de ataque al enemigo, el cual rompió el fuego de sus buques y baterías. Fue por la noche cuando, el Galvarino, Araucano y el Pueyrredon avanzaron al fondeadero del Ca– llao remolcando tres balsas donde estaban los mas valientes marineros bajo la dirección del Teniente Coronel Charles, el Mayor Miller y el Capi– tán Hind, mientras el San Martín, la O'Higgins y la Lautaro se pusieron en forma paralela con las balsas, y .la Inaependencia salió a cruzar al frente del Callao a fin de impedir el escape de los buques enemigos. Cochrane estaba seguro de destruir la Armada realista. Era la primera vez en la historia de América que se empleaban cohetes para atacar una plaza fuerte, como arma decisiva. Dice Carlos M. Sayago, historiador chi– leno, en su obra Crónica de la Marina Militar de la República de Chile: "Llegada la hora de romper el fuego con los proyectiles incendiarios, co– menzóse a lanzar cohetes, pero muy pocos alcanzaban a llegar a los bu– ques enemigos, fallando la mayor parte ya por caer al agua, ya por re– ventar antes de tiempo, ya p9r desviarse haciendo giros en el aire; fue inú– til toda la habilidad que desplegó el Teniente Coronel Charles para mejor aprovechar sus proyectiles, a lo cual vino a agregarse que lo flojo del viento no permitía avanzar a las embarcaciones; en cambio la balsa del Mayor Miller no cesaba de lanzar bombas dentro del Fuerte del Noreste que franqueaba y protegía la línea de buques realistas los cuales hacían tremendo fuego a los bergantines y a las balsas. Las horas de la noche pa– saban y el tiroteo se hacía más y más sostenido, sin que fuese posible al Vice-Almirante maniobrar con el resto de la Escuadra por falta de viento; la situación era desesperante". Fue menester emprender la retirada en la mañana del día 2 de Octu– bre; pero volvieron en la noche con una flotilla de botes bajo el mando de Guise, lanzando cohetes que no produjeron resultado. Empecinado Coch– rane, hizo atacar el día 5 en la tarde y también los cohetes resultaron tan defectuosos como los anteriores. Dice el antes mencionado historiador Sayago: "Los cohetes, malamente preparados por prisioneros realistas en la maestranza de Santiago, lo tenían irritado a Cochrane hasta no más; habíase encontrado en ellos sustancias extrañas o de tan mala calidad que los hacían inservibles". En esas circunstancias, el 6 de Octubre, avisó el Araucano que había avistado una fragata que parecía española; de in– mediato se movilizó Cochrane, pero no pudo darle alcance. En fin, el 8 de Octubre, puso proa Cochrane hacia Arica, no obstante que las instruccio– nes del Ministro Zenteno le ordenaban regresar desde luego a Valparaíso, llegó a fines de mes a aquel puerto para buscar un convoy español y -76-

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