La independencia nacional conferencias dictadas por encargo de la cnsip segundo ciclo
las inquietudes actuales de nuestra sensibilidad; vale decir, que identifi– camos el pasado con el presente. Se hizo indispensable exponer los anteriores conceptos, porque los sucesos siguientes en nuestra charla, a muchos de ellos aún les rodea ciertas brumas; el valor relativo de esos acontecimientos y las ideas ge– nerales que suscitan, han requerido un enjuiciamiento, en el cual y sin quererlo suplanta el pensamiento actual al de ayer, cometiendo el peca– do tan corriente de una falsa interpretación. 2.-Pr,eparación de la Escuadra Libertadora del Perú. Principiemos por rendir nuestro homenaje al glorioso Protector. En 1814, cuando comendaba el Ejército de Salta, ya San Martín ve con cla– ridad que los planes de una invasión del Alto Perú están condenados al fracaso y que la ruta es otra. El 22 de Abril de dicho año, escribirá a Ro– dríguez Peña: "Ya le he dicho a Usted mi secreto. Un Ejército pequeño y bien disciplinado en Mendoza para pasar a Chile y acabar allí con lo~ godos, apoyando un Gobierno de amigos sólidos para acabar también con los anarquistas que reinan. Aliando las fuerzas, pasaremos por mar a to– mar Lima; es ese el camino y no éste, mi amigo. Convénzase Usted de que hasta que no estemos sobre Lima, la guerra no se acabará". La vocación insistente de San Martín era llegar al Perú y por mar. Se trataba del más fuerte bastión del poderío colonial; además, el Hijo de Yapeyú cuando servía en el Regimiento Murcia, revistó en la Escuadra entre la Compa– ñía de Infantería de Marina, participando a bordo de la fragata de gue– rra La Dorotea en la acción del cabo San Vicente y en la de aguas de Car– tagena; un año y 23 días sirvió San Martín en la Marina española. En cuanto a la preparación de la Escuadra para traer a San Martín al Perú, su proceso ostenta circunstancias bien interesantes. Atendamos a lo dicho por Antonio García Reyes en la Memoria leída por él en la Universidad de Chile, el 11 de Octubre de 1846, estando presente el Jefe de Estado de ese país. He aquí sus palabras en uno de los acápites de su disertación: "La Escuadra de Chile, Señor, tuvo la fortuna de estar colocada bajo la dirección de un Cochrane, y de reunir a su bordo varios hábiles y experimentados marinos que circunstancias rarísimas habían hecho dejar los buques británicos. Ellos trajeron la preparación de una excelente escuela, la pericia en las operaciones náuticas, la inteligencia en el mando militar, y el conocimiento de las ordenanzas y reglamentos que gobiernan la Escuadra de aquella Nación; de manera que se tras– plantó, por decir así, a los buques chilenos una sección organizada de la Oficialidad inglesa. Si hubiéramos de contar con tan ilustres Jefes, si la Providencia hubiera de depararnos en todas circunstancias los recur– sos extraordinarios con que se contó entonces, podríamos resolvernos a dormir en la confianza; pero si esta confianza es una quimera, si en las cosas humanas todo lo que descansa en la eventualidad de los sucesos es una solemne imprudencia, jamás el ejemplo de la primera Escuadra po– drá citarse como argumento para echarnos en brazos de la imprevisión y del descuido.- Los que emprendieron la formación de la primera Es– cuadra tuvieron inmensas dificultades que superar: fue preciso comprar ..- 79 -
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