La independencia nacional conferencias dictadas por encargo de la cnsip segundo ciclo

abandonase su gran proyecto y de aquí se originaron los celos cada vez más acentuados entre el Generalísimo y el Almirante, cuyas consecuen– cias todos conocemos. Apercibido Cochrane de que no mandaría en Jefe la expedición, lanzó una interminable serie de reclamaciones y quejas en un tono cada vez más duro y en ciertos casos podíamos calificarlo hasta de ofensivo para el Gobierno chileno. Uno de los cargos fuertes se basó en el atraso e irregularidad de los pagos a las tripulaciones de la Escua– dra, sometiéndolas a constantes privaciones que relajaban la disciplina y fomentaban el descontento; pidió el reparto de las presas con que se ha– bía quedado el Gobierno, sobre todo la artillería de la plaza de Valdivia; escribió oficios quejándose de la falta de confianza con que el Gobierno le ocultaba ciertas resoluciones importantes, sobre lo incompletas que eran las instituciones que recibía, sobre la negación de los recursos nece-: sarios para el apresto de las naves, etc. Frecuentemente Lord Cochrane terminaba sus notas haciendo renuncia del puesto que tenía y de sus intenciones de abandonar el servicio. Recurramos a García Reyes, quien expresa: "Más las cosas iban subiendo a tal grado de elevación, que lle– gaba a ser indispensable contener su vuelo. Con este fin se comenzó a dis-' pensar al Capitán Guise, el más capaz de los Jefes de la Escuadra, en quien concurrían el valor y la pericia de Cochrane, con una natural mo– deración de carácter, y se hizo entender al Vice-Almirante que si se obs– tinaba en llevar a efecto su retiro, ya estaba designada la persona que había de sucederle en el mando. A estas demostraciones privadas del des– agrado del Gobierno, se añadieron providencias oficiales de un carácter verdaderamente hostil. Se mandó desembarcar de la O'Higgins, a pesar de sus solicitaciones y empeños, al Coronel Hoyo del Cantabria, que ha– biendo caído prisionero en Valdivia había obtenido la amistad y la pro– tección de Cochrane. En otro decreto, se nombró Comandante de la O'Hig– gins al Capitán Spry de la parcialidad de Guise, aún cuando el Vice-Al– mirante había propuesto para este destino al Capitán Crosbie, a quien profesaba un buen afecto: este incidente dió lugar a acaloradas contes– taciones y a serios disgustos. Pero lo que encarnizó más los ánimos fue el consejo de guerra que el Vice-Almirante mandó formar al Capitán Guise a quien acusaba de actos de insubordinación y negligencia: el Go– bierno vino en ayuda de su protegido y a fuerza de influjo y de la más ac– tiva decisión por él,logró que el Almirante cortando el proceso, lo resti– tuyese al mando de su buque". 3.-La Expedición Libertadora El 19 de Agosto de 1820, estaban listas las Fuerzas navales que de– bían conducir la Expedición Libertadora; se componían de 16 transpor– tes y de los buques de guerra, los cuales formaban por todo un nú– mero de 24 velas. Por disposición oficial del Gobierno de Chile, fue dado a conocer San Martín por Generalísimo de mar y tierra, con objeto que en toda la Expedición no se emprendiese operación alguna la cual no partiese o no hubiese obtenido su orden. El 20 por la tarde zarpa la Expe– dición de Valparaíso, llevando un Ejército de 4,118 hombres. El Genera– lísimo y su Estado Mayor se embarcaron en el navío San Martín; mien– tras hacía de fragata Almiranta la O'Higgins, montada por Lord Cochra– ne. Ha sido tan estudiada esta Exi]Jedición y tan conocidos son los deta- - 81 -

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