La independencia nacional conferencias dictadas por encargo de la cnsip segundo ciclo
vara y entregara personalmente las comunicaciones respectivas, siendo conducido en la goleta Alcance. El día 4 de Noviembre, en aguas de An– cón, mientras la Montezuma recorría las inmediaciones del puerto, avis– ta un buque que resulta ser el citado Alcance, el cual se había pasado hasta Pisco y de regreso, por las naves patriotas a la altura de San Lo– renzo, averigua dónde está el Generalísimo. Celebrando las noticias que trae, el navío San Martín efectúa una salva; pero las músicas y dianas se interrumpen cuando al disparar uno de sus cañones el navío, arma que estaba cargada con bala, siete hombres perecen de ese cañonazo ines– perado en la fragata Mackenna, según relata el General Las Heras en el Diario de la Expedición. III Llegaba la goleta Alcance con el Capitán Loro, que más tarde servi– ría en la Armada peruana y Piloto Luzurraga; traía, como hemos dicho a José de Villamil, además al Sargento Mayor Miguel Letamendi y a 15 prisioneros, entre quienes estaban el Brigadier español José Pascual de Vivero, ex-Gobernador de Guayaquil, los Coroneles José de Elizalde y Be– nito García del Barrio, el Padre Querejazu, Guardián del Convento de San Francisco, y otros. Es notable la escena cuando Vivero fue presen– tado al General San Martín a bordo de la nave Capitana. Adelantándose con toda dignidad a la par a~ue cortesía, le dijo al Generalísimo: "He sido Presidente interino de Chuquisaca, Comandante General interino de] Apostadero del Callao, Gobernador interino de Guayaquil, y ahora tengo el honor de ser prisionero en propiedad de V.E." San Martín tendiéndole la mano, le respondió: "Ahora y siempre, General de Vivero, será Ud. un amigo de San Martín". De inmediato Vivero expresó: "Esta tierra, Señor General, es la Patria de mis hijos y de hoy en adelante, será también la mía". Tan hermosa anécdota no es un invento; la consigna el Coman– dante Vegas en su Historia de la Marina de Guerra del Perú; la refirió el gran Juan José Panizo, contemporáneo de Vivero al Vice-Almirante Car– ba_jal y éste heroico marino la trasmitió a mi generación por intermedio del ilustre historiador Capitán de Navío Germán Stiglich. Os ruego reparar en Vivero: fue un ejemplo de honorabilidad y de honradez acrisolada. Durante largos años dirigió nuestra Armada, en su poderío formativo, donde llegó hasta Vice-Almirante, el último de ese gra– do que hubo en el siglo XIX. Si alguno de vosotros tiene la curiosidad de conocer su rostro u otros detalles, está invitado a visitar el Museo Naval del Perú. 5.-La Captura de la "Esmeralda" Mucho se ha escrito de la toma de la Esmeralda y nadie puede dudar que se trata de una gran hazaña, de modo que este hecho de armas es considerado por varios historiadores navales, entre ellos Rosendo Melo, más brillante que el de la captura de los fuertes de Valdivia. El Almiran– te Cochrane concibió el designio de penetrar dentro de la bahía del Ca– llao; allí estaba la bella fragata Esmeralda, a la cabeza de las Fuerzas Na- - 83 -
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