La independencia nacional conferencias dictadas por encargo de la cnsip segundo ciclo

dice: "El 8 volvió San Martín a Ancón, con Lord Cochrane y toda la Es– cuadra, incluyendo la fragata Esmeralda, que después se llamó Valdivia". El 9 de Noviembre de 1820 la Escuadra con los transportes, dan la vela para conducir al Ejército a Huacho, donde principia a desembarcar el 10 y termina esta operación el 12. Sabido es que cuando San Martín expuso a Cochrane su plan de pasar más al norte, éste sugirió con vehemencia el ataque inmediato a la ciudad de Lima y cuando se produjo la retirada a Huacho, mostró ostensiblemente su descontento haciendo duras críticas al Generalísimo, lo cual muestra en sus Memorias. En su vejez dirá el Pro– tector del Perú: "Nunca entró en los cálculos del General San Martín con las fuerzas de que se componía el Ejército y el estado de su disciplina, ya corrompida por las revoluciones de las Provincias arp,entinas y los parti– dos de Chile, atacar a viva fuerza la Capital del Perú'. El 17 de Noviembre los Cuerpos de Infantería y Artillería del Ejército Libertador fueron trasladados al pueblo de Supe, en cuyo valle tomaron acantonamiento, incluso en el fundo San Nicolás y en Barranca hasta el 4 de Diciembre. Dice la tradición que el Lunes 27 de Noviembre, desde el balcón de la Villa de Huaura, expuso el Generalísimo San Martín en aren– ga viril el ideal de la Revolución Americana, proclamando personalmente la libertad del Perú. No importa que esto se limite al camro tradicional: hay tanta grandeza y tanta belleza que debemos tener e hecho como prenda valiosa que no debe perderse y, por el contrario, celebrarse cada año dignamente. 7.-El resultado de la odiosidad de Cochrane y Guise Los movimientos que hemos visto del Ejército, dieron ocas10n a diversas mudanzas en el destino de las naves; mientras unas se encontra– ban a órdenes directas del Generalísimo, otras proseguían el bloqueo del Callao y otras comisiones dadas por el Almirante. En estas circunstancias y cuando menos se ·esperaba, estalló con verdadera furia la lucha entre las parcialidades de Cochrane y de Guise. Es el caso que los Oficiales de la Valdivia, a órdenes de Guise, le dirigieron una solicitud para que la fraga– ta no se llamara así sino que tuviera el nombre del propio Guise. Al po– nerle a la Esmeralda el nombre de Valdivia, se efectuó un indudable ho– menaje a Cochrane; pero al solicitar que se denominase Guise, no había duda alguna que se pretendía ofender al Almirante. Cochrane reaccionó violentamente y sometió a los peticionarios a un consejo de guerra for– mado por amigos de aquél, consejo el cual condenó a unos a ser expul– sados de la Escuadra y a otros a ser separados del buque donde servían. Sigamos al historiador chileno Antonio García Reyes, quien dice: "Du– rante el arresto, Lord Cochrane dió orden al Capitán Guise para hacer un ataque sobre los buques del Callao; pero encontró la más tenaz resisten– cia en este Jefe que no se prestaba a ningún acto de servicio sino a con– dición de ejecutarlo con los Oficiales enjuiciados; y como semejante pre– tensión no le fue concedida, instó repetidas veces para que le admitieran la renuncia del mando de la fragata. La desazón llegó a tal extremo que el Capitán Guise de hecho abandonó el buque, y lo dejó a discresión de un -86-

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