La independencia nacional conferencias dictadas por encargo de la cnsip segundo ciclo

bertador sobre el teatro de la guerra y aún sobre lugares muy distantes de la lucha, fue consecuencia de la supremacía naval y, de no haber contado con ella, la campaña no hubiera podido iniciarse ni mantenerse y menos llevarla a su feliz término. Por lo pronto, la libertad de acción conquista– da por San Martín, operando con un Ejército frente a una extensa línea de costas, se la debía a la Escuadra. Había el inmenso factor psicológico, el cual nacía de la firme convicción que tuvo el Libertador que, en caso de sumo peligro, tenía la salvación a la mano. Lógicamente San Martín con su genio militar percibió en todo momento cuánto significaba el Po– der Naval, el cual le facilitó constantemente el cambio de base a medida que su campaña progresó, en la extensa línea de costas sobre que manio– braba y conforme a su voluntad. En ningún momento sufrió las molestias, los daños y las ansiedades que hubieran representado los barcos de gue– rra españoles en oposición. Por supuesto, Cochrane apreciaba también la importancia de la Escuadra, pero él con su espíritu dominante al extre– mo, se corría en el plan de las valorizaciones al máximo. Al leer sus Memorias nos damos cuenta de su inmenso orgullo: creía haberlo hecho todo y que a él se le debía cada uno de los triunfos; además, la odiosidad a San Martín, la cual creció día a día, lo llevaba a exageraciones y em– pleo de ataques por escrito, realmente lamentables. Así dice en sus Me– morias que Lima fue tomada por la Escuadra: "cuya vigilancia enmante– ner el bloqueo y sus anteriores acciones habían desalentado de tal modo al enemigo y reducídolo a tales apuros, que el abandono de la Capital era inevitable". En otra parte expresa: "El General San Martín y yo fuimos encargados, cada uno en su respectivo ramo, de libertar al Perú de Es– paña, y de dar a los peruanos las mismas instituciones libres de que Chile gozaba. La prlmeita parte de nuestro objeto se había efectuado comple– tamentje por la vigilancia y los hechos memorables de la Escuadra; la se– gunda parte se había frustrado por arrogarse el General San Martín el poder despótico, teniendo así en nada los deseos y la voz del pueblo". En cambio, San Martín en la proclama en la Gaceta Extraordinaria del 17 de Agosto de 1821, establecía: "El Ejército y la Escuadra de Chile reunidos, han consumado, por último, la Ubertad del Perú, según lo habían jurado y lo han elevado al rango que la justicia y los intereses del mundo recla– maban. Su constancia y heroismo lo trasmitirán a la posteridad con gratitud". Los desembarcos en tierra enemiga, tal como fue el caso de la Expedi– ción Libertadora, participan en general del carácter de sorpresa estraté– gica y táctica; en los anales de expediciones llevadas a cabo por quien domina el mar, este es uno de los ejemplos claros probándolo patente– mente. Se trató de una operación combinada, con un plan de operacio– nes fundamentalmente considerado; de suerte que al acometer la empre– sa bajo las circunstancias que todos conocemos, constituyó uq acierto. Sin embargo, la influencia del Poder Naval en la época de la Indepen– dencia, pese a su importancia, en el estudio de la mayor _parte de los historiadores pasa desapercibida y olvidada, porque se atiende sobre todo a los éxitos tácticos. Asegura el Mayor C.E. Callwell en su notable obra Importancia del dominio marítimo en las campañas terrestres des.de Waterlóo: "Las Repúblicas del Pacífico del Sur no alcanzaron su liber– tad, sino tras una lucha desesperada y larga. La narración de los comba- - 91 -

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx