La Marina, 1780-1822

LA MARINA 69 mación a quien ante mí el presente Escribano h ice levantar la mano derecha y Preguntado: Jurais a Dios y prometeis a la Pa tria decir ver– dad en lo que os voy a interrogar, dixo: Sí juro . Preguntado su nombre y empleo, dixo: se llama Cipriano Mendis, que es Oficial del Número del Tribunal de Cuen tas de la Capital de la repú– blica de Colombia . Preguntado si después de haberse dirigido el Paylebot Sacra– mento al puerto de Payta había visto repa rtir alguna cantidad de dinero entre los marineros, o a lo menos algunos indicios que acreditasen tener estos oculta alguna gran suma de dinero, dixo: Que se le informó por Francisco Cañajeras, cocinero del dicho Paylebot, al segundo dia de haber variado viaje el Paylebot, es decir quando se dirigió a Payta, que en la Junta que habían te– nido habían determinado que siguiesen con el Paylebot para su destino, y que ellos después de hacerse del numerario que hubie– se en el buque se desembarcarían en la bahía de Talara, a lo que no le contestó nada el declarante: Que la (fol. 50) antevíspera de llegar a Payta a las ocho de la noche abrió la puerta de la cámara Andrés Cárcamo, quedando su hermano Víctor arriba, y abrió el primero el escotillón de popa, de donde sacó uno o dos talegos, que no puede asegurar con certeza su número y que le costó de– masiado trabajo entregárselos a su hermano que se hallaba arri– ba pronto a recibirle por el exoesivo peso de dicho talego o tale– gos : Que así que amaneció el día vió por las ventanillas de la cámara que la correspondencia que iba a Panamá la estaban re– gistrando y apartando entre el Capitán Gamón y Víctor Cárcamo, que rompieron bastantes cartas, y que el resto lo botarm1 al agua, de donde infiere sería para que no se supiese qué cantidad de numerario llevaban por alto para Panamá: Que estando en Payta llegó el pajecito Agustín a la prisión donde se hallaba el decla– rante y le dixo: Que en la repartición de las onzas que había he– cho Víctor Cárcamo a la tripulación de dicho Paylebot, pertene– cientes a la crecida cantidad que de ellas llevaba por alto dicho Paylebot, a él como muchacho le habían contentado con quatro onzas: Que en seguida entró el Capitán de dicho Paylebot don Miguel Gamón, todo lloroso, y les clixo: Soy perdido, me han des– cubierto donde tenía las onzas a bordo y se han apoderado de ellas la tripulación, las están cambiando aquí, y yo acabo de de– clarar que nada conducía el Paylebot en registro ni juera de e!: lo que oyeron todos los demás pas2jeros que se hallaban jtillto con el declarante. Preguntado si antes de haberse desembarcado

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