La Marina, 1780-1822

82 CAP. DE NAVIO JULIO J. ELIAS ber firmar hizo una señal de cruz y lo firmó dicho señor con el presente Escribano. BERNARDO SOFFIA Ante mí JOSE TOMAS ARELLANO (Fol. 6lv): (Una señal de cruz) DECLARACION DE MANUEL GONZALEZ Y OTOYA En este mismo día dicho señor Fiscal pasó acompañado de mí el presente Escribano a la posada del Comandante Militar de este puerto, ante quien hizo comparecer al Subdelegado de Ma– rina don Manuel Otoya, a quien hizo tender la mano derecha sobre el puño de su espada, y Preguntado si baxo de su palabra de honor prometía a la Patria decir verdad sobre lo que iba a ser interrogado, dixo: Si prometo. Preguntado su nombre y empleo dixo se llama don Manuel Gonzalez y Otoya y que es Juez de Marina de este puerto. Preguntado qué fué lo que vió y supo la noche que saltó a bordo del Paylebot Sacramento dixo: Que habiendo pasado a bor– do de dicho Paylebot la noche del veinte y uno que fondeó en este puerto, acompañando al Comandante don Francisco Frías con los señores Administradores de Aduana y Correo don Domingo Cordero y don Vicente Castañeda, y el Oficial Mayor de la Aduana don Manuel Reyes y Ochoa, con la escolta de ocho soldados y don Nazario Frías, hijo de dicho Comandante de este puerto que man– daba la dicha escolta, vió que don Francisco Frías baxó a la Cá– mara y habló con los pasajeros y demás tripulación del Paylebot: Que a presencia de dichos pasajeros abrió cada uno de estos sus respectivos baúles, los que se volvieron a cerrar por los mismos dueños, recogiendo las llaves de éstos el Comandante don Fran– cisco Frías: Que mandó echar sobre cubierta las camas pertene– cientes a los pasajeros, subiendo éstos del mismo modo Y em– barcándose en seguida fueron conducidos por el Comandante Frías y su comitiva expresada a la Casa Aduana donde fueron arrestados: Haviendo antes de lo sucedido entregádole al decla– rante don Francisco Frías (fol. 62) como en depósito las llaves de todos los baúles de los pasajeros y asi mismo la llave de la Cámara en donde quedaron los baúles de los pasajeros, baxo la seguridad de esta llave y de la custodia de la escolta de los ocho soldados y don Nazario Frias que la mandaba, como igual-

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