La Marina, 1780-1822

LA MARINA 7 El ejército portugués permaneció todavía en las mismas po. siciones que ocupaba a principios de marzo, y sus asuntos estaban casi en el mismo estado descrito en mi carta N~ 30. Han fracasado en todos los intentos de forzar un encuentro decisivo o de obte– ner alimentos, y la escasez de provisiones en Montevideo se em– pieza a sentir seriamente. Las tropas ya estaban a media ración, y los habitantes en peor situación, mientras que la exportación de maíz y ganado estando prohibido aquí y siendo la producción de los territorios brasileños insuficiente para el consumo de su propia población, es difícil ver de dónde podrá el Gral. Lecór, hacer subsistir sus tropas durante el invierno. No tiene comunicación alguna excepto por mar con Río Grande con los otros cuerpos del ejército, que se han retirado totalmente de Entre Ríos a su propia frontera. El mismo sistema fluctuante continúa siendo aparente en la conducta de este Gobierno, hacia él. A veces se envía a Ribera ar– mas y municiones, en otras se tolera la clandestina exportación de maíz a Montevideo y últimamente un considerable número de prisioneros portugueses que lograron escapar de Artigas y llega– ron aquí fueron enviados a unirse al Gral. Lecór. Las cartas del Capitán Sharpe del 6 y 18 de marzo, y 11 de abril habrán informado a Sus Excelencias de los sucesos que han tenido lugar aquí hasta esa fecha )! en las seis semanas transcu– rridas desde entonces se han producido hechos de poca impor– tancia. En Chile los restos de la fuerza española todavía se mantienen en Talcahuano (cerca a Concepción) y el Gral. O'Higgins ha mar– chado en persona contra ellos con un fuerte contingente. San Mar– tin salió de Mendoza el 3 del presente de regreso a Santiago, pero aún no hemos recibido aquí detalles de su llegada. La organización del ejército en Chile procede lentamente y no se espera de inme– diato momentos de gran actividad. Una goleta de 16 cañones (la San Martín ) es la única nave armada que ha salido hasta ahora para el Pacüico Sur. La Chacabuco de 28 cañones embarrancó cuando bajaba por el río y está condenada como inservible. Otras dos de 16 y 18 cañones están casi listas. Las operaciones militares en las Provincias Altas han trans– currido con gran variedad de éxito. Cuando le escribí la última carta se creía universalmente, y aparentemente con buen funda– mento, que el ejército español estaba retirándose y probablemen– te abandonaría Potosí para invernar en Oruro. La avanzada del ejército revolucionario siguió este movimiento de retirada con su

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