La Marina, 1780-1822
8 CAP. DE NAVIO JULIO J. ELIAS usual falta de cuidado, y fueron derrotados con pérdidas tan se– veras que no pudieron reunirse hasta que sobrepasaron Salta, la que ocupaba ahora el Gral. La Serna con cerca de 2,000 hom– bres. Parece muy dudoso sin embargo de que pueda mantenerse en posición tan avanzada, especialmente dado que las tropas re– volucionarias ya se encuentran sobre sus comunicaciones Y han sorprendido Tarija donde tenia una guarnición de 500 hombres, cuya totalidad ha sido (de acuerdo con la relación oficial Anexo N~ 1) o muertos o tomados prisioneros. Ningún asunto de importancia ha sido tramitado desde que el Congreso inició sus sesiones, y tanto el cuerpo como los depar– tamentos inferiores del Gobierno permanecen a la fecha en ese estado de apatía y descuido sobre el futuro que tan a menudo ha sido observado aquí cuando ha cesado de actuar el estímulo del peligro externo. La captura de Chile ha eliminado todos los te– mores actuales sobre España, pero no veo muestra alguna de que están aprovechando estas fa;rorables circunstancias o en condicio· nes de dirigirlas hacia un propósito útil. Dos comisionados aca– ban de partir para los EE.UU. llevando consigo una suma de di– nero cercana a las ~ 20,000 esterlinas, destinadas a adquirir naves para los mares del Sur; y otros dos serán enviados pronto a In– glaterra con una cantidad similar y creo que coa una misión igual, pero tan pronto como pueda obtener información auténtica so– bre los fines del viaje no dejaré de comunicársela. Ya he recibido dos quejas de comerciantes británicos lo· cales sobre la detención o captura de su propiedad por las auto– ridades españolas en Valparaíso y Lima. En ambos casos los pro– cedimientos de estas últimas autoridades han sido sumamente ar– bitrarios, y tengo poca esperanza de que se obtenga una repara– ción. Si la insurrección de Pernambuco puede ser dominada y to– do permanece calmado aquí, tengo la intención (como la única oportunidad de preservar la propiedad de confiscación total) de continuar a Valparaíso y Lima en el mes de agosto y por medio de la presentación personal de mis protestas obtener la restitu– ción, o mi presencia sería aún más necesaria si los corsarios es– pañoles en los mares del Sur capturaran (como temo que así se– rá) todas las naves que encuentren con destino a Chile. He expli– cado plenamente el riesgo a los comerciantes aquí, pero a pesar de todo, varios barcos ingleses con carga valiosa han sido despa– chados para Valparaíso. He sido alentado en tomar la determinación de continuar al Pacífico Sur (si las circunstancias lo requieren) tomando nota
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx