La Marina, 1780-1822

10 CAP. DE NAVIO JULIO J . ELIAS La caída de fuertes nevadas en la Cordillera ha cortado últimamente toda comunicación con Chile. Las últimas cartas de Santiago están fechadas el 18 del pte., cuando la fuerza españo– la todavía se mantenía en Talcahuano pero parece que ha sido re– chazada con algunas pérdidas en una salida contra las tropas revo– lucio~rias, las que desde entonces parecen haber recibido refuer– zos de un Cuerpo comandado por el general O'Higgins. Los es– pañoles también han recibido de Lima un refuerzo de quinientos hombres y se estima su cantidad total en cerca de dos mil hom– bres. El general San Martín llegó desde Mendoza el 10 del pte. El Ejército Realista en el Perú continúa su retirada. Evacua– ron Jujuy el 21 del pte. y de acuerdo con los informes publicados en las gacetas adjuntas, han sufrido severamente. Las comunica– ciones privadas que he visto, aseguran que han perdido dos mil hombres en el curso de sus últimas marchas, que su Caballería está totalmente destruida y que su número ha quedado reducido a menos de tres mil hombres. La estación para las operaciones activas estando casi en su término no carecería de interés que Sus Excelencias reciban un breve resumen de los principales hechos de la campaña que acaba de terminar. En la época cuando se inició mi correspondencia oficial des– de aquí era imposible que las apariencias pudieran ser más des– favorables para la causa revolucionaria. Un ejército español de por lo menos 5,000 soldados regulares se estaba reuniendo en Po– tosí con el propósito de penetrar a través de las Provincias Altas hasta Tucumán, donde el Gral. Belgrano apenas tenía 1,500 ham– bres para oponérsele. Habiendo sido Chile reducido a completa obediencia, el go– bernador español de esa Provincia tenía no menos de cuatro mil soldados disponibles bajo sus órdenes y además de estas fuerzas, ya superiores a los Ejércitos Revolucionarios, había un Cuerpo de diez mil soldados portugueses avanzando hacia la banda iz– quierda del Plata, grupo que aunque no actuaba en unión con los españoles estaba innegablemente dirigido contra el Jefe del Partido Independiente en ese Territorio. Aparte de estos enemi– gos externos puede mencionarse los numerosos alzamientos que al mismo tiempo surgieron en el Interior contra el gobierno de Buenos Aires. Paraguay, Santa Fe y Córdoba habían negado abier· tamente su autoridad, y aunque el último quedó finalmente re– ducido a la obediencia, los dos primeros derrotaron a las tropas

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