La Marina, 1780-1822

LA MARINA 11 que les enviaron desde aquí contra ellos y no han proporcionado la menor ayuda a la causa común. El plan español para la campaña debía comenzar con un rápido avance sobre Tucumán. Se calculaba que este movimien– to obligaría a San Martín, quien estaba a la cabeza del único Cuer– po de tropas organizadas en estas Provincias, a abandonar Men– doza y unírse a Belgrano con el propósito de proteger esta Capi– tal, y tan pronto que se obtuviera ese objetivo, el Ejército Realis– ta de Chile cruzaría las cordilleras, y estableciéndose en las po– siciones que San Martín había abandonado, actuaría también ofen– sivamente desde ese punto. Si estas proyectadas operaciones se hubieran ejecutado con destreza, las probabilidades de su éxito eran muy considera– bles, pero el avance desde Potosí, de lo que dependía la tota– lidad de la operación, se hizo con tal retardo y falta de resolu– ción, que los campesinos se envalentonaron y opusieron a los invasores (a pesar de la casi total ausencia de tropas regula– res) con tal rigor y efectividad que el Ejército español se detuvo en Jujuy y adoptó una posición defensiva. San Martín que había estado observando cuidadosamente su progreso, aprovechó de inmediato este momento favorable para su ataque sobre Chile con el completo éxito que ya conocen Sus Señorías. El gobernador español fue engañado completamente por sus maniobras y otros artüicios y había destacado gran pro– porción de su fuerza a puntos tan distantes que una semana des– pués que San Martín hubo cruzado las cordilleras, solamente 1,800 hombres de 4,000, pudieron ser reunidos para oponérsele en Chacabuco. El Ejército Realista en el Perú, a cuya inactividad se debe atribuir este desastre, repentinamente reasumió la defensiva al enterarse de la pérdida de Chile, pero ya había pasado el momen– to de acción y después de avanzar sín objeto aparente contra Sal– ta, está ahora retirándose en la peor estación del año, cansado por la fatiga y las durezas, a sus posiciones originales. Cuando llegaron los últimos informes de Tucumán, había sido atacado en ambos flancos por las tropas revolucionarias en su marcha de Jujuy a Potosí y todavía en la incertidumbre sobre si las tropas bajo La Madrid, las que sorprendieron a la guarnición española de Tarija en abril, no llegarían primero a Potosí, en cuyo caso debería pelear o rendirse. Habiendo ya escrito extensamente sobre el asunto de las operaciones portuguesas en diversas ocasiones, sólo es necesario

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