La Marina, 1780-1822
12 CAP. DE NAVIO JULIO J. ELIAS decir aquí, aunque dos veces victoriosos en operaciones genera– les (en el Arroyo de la India Muerta, en noviembre y en el Potrero de Arapey, en enero) en ningún caso han sabido benefi– ciarse de su éxito y sus mejores Cuerpos, la División Europea está enmoheciéndose bajo las murallas de Montevideo, muy aco– sada por el enemigo, expuesta a todas las inclemencias de la es– tación invernal, sufriendo considerablemente por la falta de pro– visiones y completamente cortadas sus comunicaciones con el te– rritorio brasileño, salvo por el mar. Los resultados de la campaña son por lo tanto completamen– te favorables a las armas revolucionarias, las que de este modo han podido, no sólo repeler el ataque más formidable hacia ellas, sino que por un ardoroso y desesperado esfuerzo han recobrado la po– sesión de la Provincia más rica y populosa de todo el Virreinato. Es imposible prever en cuánto impedirán al gobierno bene– ficiarse con las ventajas actuales las divisiones internas y la fal– ta de integridad y espíritu público de las clases más elevadas, pe– ro no hay duda que nunca se ha sentido tan firmemente estable– cido o en la situación de ver con menos alarma la llegada de la largamente mencionada expedición desde Cádiz. El Ejército, que debido en parte al sistema de política segui– do por autoridades anteriores y en parte por el abandono, había sido reducido apreciablemente, está ahora aumentando sus filas considerablemente. Hay aquí al presente cuatro regimientos re– gulares, cada uno con un promedio de seiscientos hombres, ade– más de la milicia ciudadana que alcanza a más de tres mil infan– tes y además de éstos la totalidad de la población campesina cir– cundante ha recibido una especie de entrenamiento y organiza– ción en el transcurso del verano que les permitiría ser sumamen– te útiles como caballería irregular. No tengo duda alguna que se ha logrado algún acuerdo secre– to en principio sobre el plan del proyecto mencionado en mi carta N~ 35 con el general Lecór. El mayor objetivo de este go– bierno por el momento es destruir a Artigas y hasta que eso se consiga se ofrecerá clandestinamente ayuda a los portugueses, quienes pudieron haberse visto obligados por el hambre a eva– cuar Montevideo, si el Director no hubiera aceptado la exporta– ción del maíz, aunque lo hizo en violación directa de sus propias proclamas. Más allá de hacer uso de ellos para este fin muy particular estoy convencido que no se atrevería a proceder, y Sus Señorías podrán ver una defensa de su conducta que se vio obligado a pu-
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