La Marina, 1780-1822
262 CAP. DE NAVIO JULIO J. ELIAS nes y por lo menos cambiado la guarnición, si no aumentada. Un informe indica que el Gral. Canterac se había retirado por el ca– mino que vino, otro que intenta esperar en el Callao la venida del Virrey Gral. La Serna, quien viene del Norte, por otro paso a través de la Sierra. El 11, el Gral. San Martín cruzó con sus tropas la ciudad de Lima y ocupó una posición cerca de las murallas del camino al Callao. Los puestos avanzados de los realistas están en Bella– vista (o la Legua) alrededor de mitad de camino (3 millas) en– tre Lima y el Callao. Ellos han cortado también la comu..rlicación entre la escuadra patriota en la bahía por Bocanegra y la ciu– dad y el lugar de donde las naves han recibido últimamente agua. La Escuadra está muy corta de provisiones y había gran descon– tento en la tripulación por falta de su paga, debiéndosele hasta la fecha cerca de dos años. El Gral. San Martín ha prometido, sin embargo, al Vice-Almirante Lord Cochrane que su escuadra será pagada de inmediato. La pequeña bahía de Ancón, cercana 20 millas por tierra de Lima, ha sido declarada por el Protector, temporalmente, la bahía de Lima. Hay ancladas allí más de 5,000 toneladas de naves británicas con cargas muy valiosas. El Protector todavía declina permitirles desembarcar públicamente. Se dan dos cau– sas para justificar esta demora: una es que Su Excelencia es– tá comprometido con varios comerciantes que lo apoyaron con dínero cuando la expedición se hizo a la vela por primera vez en Valparaíso, y cuyos artículos no han llegado; y la otra, para agradar a algunos de sus amigos (como es costumbre común en este país) que están vinculados, o se benefician con el sistema de contrabando. Entiendo sin embargo que hay en Lima una gran demanda por las manufacturas británicas y aquellos que han te– nido suerte de mandar sus artículos han obtenido utilidades de más del 400%. Si se hubieran rendido los Castillos del Callao era mi inten– ción recordar nuevamente al Protector su proclama del 21 de octubre del año pasado, ya que según la situación muchos co– merciantes británicos tendrán fuertes pérdidas y solicitan que los cargamentos que han seguido a la expedición teniendo fe en dicha proclama, pudieran tener cierta preferencia, pero bajo las circunstancias actuales del refuerzo del Callao por los realis– tas no consideré adecuado escribir a Su Excelencia sobre este punto. He dejado al Capitán Mackenzie con la Superb en la ba– hía de Ancón para la protección de los intereses británicos allí,
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