La Marina, 1780-1822

LA MARINA 13 blicar (ver gaceta adjunta de Buenos Aires - Junio 14, 1817) lo fuerte que es la opinión pública que se opone a toda medida cal– culada a aliviar al ejército portugués de sus dificultades actuales. No tengo razón de sospechar que existe correspondencia entre los desafectos del Brasil y este gobierno, quienes en la con– versación expresan (y quizás realmente sienten) temor por los re– sultados de una insurrección que podría muy posiblemente termi– nar con la total destrucción de la población blanca de ese Reino. Aquí los negros han disminuido tremendamente desde la re– volución. No se ha permitido importación alguna, y las pérdidas elevadas de las tropas negras empleadas en servicio, son cons– tantemente reemplazadas con elementos frescos desde aquí. Se me asegura que el número de esclavos en esta ciudad se ha redu– cido en la mitad en el curso de los últimos siete años. Los oficiales franceses que llegaron hace algunos meses de América, han tenido poco éxito o aliento. Algunos de ellos ya han sido despedidos por su excesiva insolencia y mala conducta, y el general Brayer es el único que parece con posibilidades de progresar. Ahora está sirviendo en Chile con San Martín. Incluyo para la información de Sus Señorías una carta personal y algunas gacetas que contienen detalles de las opera– ciones militares en el Perú. También dos "Redactor" contenien– do las actuaciones del Congreso desde que se iniciaron aquí las sesiones. Se podrá observar. . . [incompleto] [Doc. 6) [DE HADAWAY A BOWLESJ H.M.S. Amphion - Callao, 20 noviembre 1817 Copia para WM. Bowles Comodoro Señor: Me permito presentar ante Ud. mis quejas sobre el cruel tra– tamiento que yo y mi tripulación hemos sufrido desde que fuimos tomados prisioneros, el 31 de julio de 1817. . . dejamos Río de Ja– neiro en viaje a Valparaíso, nada particular sucedió hasta el día 24 de octubre, a la 1 p.m. cuando un gran navío apareció a la vista hacia el N.O. de nosotros a 5.0 horas en Lat. S. 33°10' y Long. o. 71°52' y acercándose desplegó los colores españoles dispa– rando ha.cia nosotros y nos detuvo. Era la Venganza, al mando

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