La Marina, 1780-1822

LA MARINA 265 toridad, sin comunicar o consultar con el Cdte. en Jefe de los In– termedios, donde Ud. desembarcó, cuyo resultado al mismo tiem– po que honra la bravura de ese jefe y la disciplina de nuestra tropa, muestra la falta de prudencia con que se ha ejecutado sin ningún otro objeto que el de obtener la posesión de una considerable propiedad de la cual dispuso Su Señoría como consideró conveniente; agregado a esto la situación indefensa en la cual dejó directamente al Coronel Miller expuesto a ser sacrüicado. El descrédito que ha experimentado nuestra causa por los abusos e irregularidades cometidos y las dificultades en las cuales Vtra. Señoría ha ubicado a los gobiernos de Chile y Perú con los neutrales que comerciaban en esa costa y sobre los cuales Vtra. Señoría ha impuesto contribuciones sin au· torización y concedido pasaportes, rompiendo el bloqueo decla– rado por el Gobierno de Chile, con el objeto de enriquecerse Vtra. Señoría, y el pequeño número que se ha beneficiado con es– tas depredaciones. Finalmente, es penoso decir que la presencia de Vtra. Señoría en Arica, ha dejado la misma impresión que en Pisco y otras partes que Vtra. Señoría ha visitado antes de la expedición, y en donde ha sido difícil inspirar confianza en vis– ta de los abusos a los cuales estuvieron anteriormente sometidos. Las investigaciones de la conducta de Vtra. Señoría, muy desagradable en su naturaleza en todo sentido, desde que nadie puede analizarla sin contemplar al mismo tiempo el gran con– traste de la gloria militar que Su Señoría ha adquirido, y que sin duda alguna hubiera incrementado más allá de toda concep– ción en el Nuevo Mundo de no haberse desviado tan abruptamen– te de los principios que debió haber Ud. seguido. Es necesario terminar recapitulando los cargos que además de los ya mencionados existen contra Su Señoría. Su Señoría ha enviado las naves de su escuadra contra ór– denes positivas del Comandante en Jefe, a lugares y con obje– tivos en oposición a esos planes. Vtra. Señoría ha enviado despachos a oficiales de tierra y mar sin autoridad, y usurpando las del Comandante en Jefe. Su Señoría desarmó la Pueyrredón, contra el deseo del Gobierno de Chile, se apoderó de la presa que este navío había hecho recientemente, a pesar de las órdenes que V.E. había reci– bido, y los reclamos hechos por el Capitán Prunier. Vtra. Señoría fue responsable de que las medicinas del ejér– cito fueran robadas en Huaura, al ordenar que el Capitán eros-

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