La Marina, 1780-1822
LA MARINA 267 sin duda alguna de no haberlo prevenido una feliz combinación de circunstancias. Vtra. Señoría ha destruido la confianza de los marinos en el Gobierno de Chile, dándoles a entender que no tenían que esperar nada de él como Ud. lo ha hecho evidente en sus cartas del 4 de agosto y 24 de setiembre, y hablando luego contra ese Gobierno, trató de mostrar un exaltado celo hacia su bienes– tar como un manto para cubrir sus últimos actos. Vtra. Señoría ha calumniado al Protector del Perú, al sos– tener que en una conversación que sucedió en mi presencia, y a la que Ud. ha hecho frecuentes alusiones, le propuso la compra de la escuadra chilena como una necesaria condición para el pago de la tripulación: sin prestar nínguna atención al desatino de esta transacción, desde que por el decreto del 15 de agosto el Gobierno reconoció todas las deudas de la escuadra y además al estar constantemente bajo las órdenes de Su Excelencia, el Protector, por disposición del Gobierno de Chile, su compra era innecesaria, y Su Señoría no ignorará que si el Gobierno pe– ruano deseara formar su escuadra, tiene medios más que sufi– cientes, y ciertamente está en circunstancias menos difíciles que cuando se formó bajo el Gobierno de Chile, ya que podría en– contrar naves a menores precios, más útiles al servicio de lo que podría ser necesario. Vtra. Señoría me permitirá en esta ocasión expresar mi más grande sorpresa por la calumnía que no hace honor a su dis– cernimiento y mucho menos a su corazón. Con el objeto de desmentir y confundir a Vtra. Señoría, el Protector del Perú hubiera podido exponer a la censura pú– blica esta imagen de horror y crimen de no haber tenido en consideración la carrera militar de Vtra. Señoría, y la posi– ción que ocupaba como General del Estado de Chile, cuyo honor está indirectamente comprometido. Si en cualquier época futu– ra fuera necesario, el Gobierno hará una declaración la cual des– considerando sus sentimientos, revelará al público las circuns– tancias que tanto deshonran a Vtra. Señoría. Finalmente Vtra. Señoría ha agregado a esos actos, el de desobedecer las últimas órdenes del Gobierno, para su inme– diata partida a Valparaíso, sin haber respondido hasta hoy día la carta del 25 del mes p.pdo., y permaneciendo mientras tanto en formación frente al puerto, en una actitud hostil que alarma a la gente y crea preocupación al Gobierno.
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