La Marina, 1780-1822
280 CAP. DE NAVIO JULIO J. ELIAS (Doc. 135] [DE HARDY A. CROKER] H.M.S. Creole. Callao, 30 noviembre 1821 w 107 Señor: Tengo el honor de acusar recibo de su carta del 14 de junio W 30 con su anexo, transmitiéndome la opinión de mis Lores Comisionados del Almirantazgo, que bajo el actual estado de cosas en todo el contLriente de Sud América debo hacer de Río de Janeiro mi puerto nrincipal de residencia. En respuesta me permito solicitar se sirva representar a Sus Excelencias que habiendo considerado cuidadosamente el asun– to, es mi i:1tención continuar vía del Cabo de Hornos, tan pron· to como la Doris o el Arizona lleguen al Pacífico y que de las órdenes que he enviado por el Owen Glendower, calculo que po– dré hacerlo alrededor de mediados del próximo marzo. Por mi comunicación anterior Sus Excelencias estarán en pleno conocimiento del estado de nuestro comercio en este país, el cual ha venido últimamente de Río de Janeiro, lugar que pa– rece haber reemplazado a Jamaica, como depósito de nuestras manufacturas para los comerciantes en la costa occidental. Mi primera carta de W. Thorton, inmediatamente después de la revolución del Brasil, contenía perspectivas muy alarman– tes para la seguridad de la propiedad britá.-:iica, pero su comu– nicación inmediata subsecuente, así como otras, dieron una in– formación más favorable del estado de cosas en Río de Janeiro, y en ese momento consideré que mi presencia era requerida aquí por mayor tiempo con la Superb, durante la iniciación del nue– vo Gobierno del Perú, con las entonces fuerzas navales chilenas, para el beneficio de nuestro futuro comercio, el cual con toda probabilidad será de importancia; pero al presente por la poca posibilidad de que los realistas puedan recobrar el Callao o de– sarrollar cualquier medida positiva contra los patriotas y el dé– bil estado en la Escuadra chilena, será suficiente con barcos de menor poderío. Soy sin embargo de opinión que no se empleen tres, sino cuatro barcos en el Pacífico, ya que la extensión de la costa es muy grande, y diversos los lugares en los cuales se ad– mite frecuentemente, si no continuamente, nuestro comercio, y . se requiere la presencia de uno de la Escuadra, a lo menos para estar en condiciones de proporcionar ayuda a nuestros comer– ci-antes, quienes de lo contrario sufrirán con las demandas im-
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