La Marina, 1780-1822

LA MARINA 25 fecha tan reciente como el 18 de octubre, que tal notificación no había sido hecha, y que al contrario, muchos navíos ingle– ses han sido alentados a partir con cargas valiosas para los puertos de Chile con desconocimiento de cualquier prohibición de esta naturaleza. Estoy persuadido que Ud. estará de acuerdo conmigo en pensar que sería el máximo de la injusticia y penuria si indivi– duos dedicados a lo que se considera universalmente en Inglate– rra un comercio legal y a quienes el silencio del Gobierno de Su Majestad Católica les dio por lo menos un consentimiento tácito, se expongan al mismo tratamiento que si hubieran violado in– tencionalmente un bloqueo declarado y conocido, y es mi deber como comandante de las naves de Su Majestad Británica que la situación de este país ha hecho necesario estacionar en Sud Amé– rica para la protección del comercio británico en estos mares, demandar para cualquier navío británico en esta Costa, bajo las circunstancias que acabo de describir, que no sean detenidos o molestados en forma alguna no autorizada por las leyes de la guerra, y que probando su ignorancia de la existencia del blo– queo de estos puertos, tengan plena libertad para dirigirse a cualquier otro destino. Me doy cuenta que las órdenes de Su Excelencia, el Virrey del Perú, bajo las cuales actúa, puedan quizás ser distintas en cierto grado con la propuesta que ahora tengo el honor de pre– sentarle, pero en el caso de estos remotos lugares, me parece que todos los oficiales a quienes se confía mandos importantes de– ben poder usar cierto grado de discreción cuando las circuns– tancias han variado substancialmente y estoy completamente se– guro que Su Excelencia, cuando sea informado de que un blo– queo declarado en Lima tan atrás como el 15 de marzo no ha– bía sido notificado en Europa ni hasta el 18 de octubre, verá que a los neutrales no se les puede culpar por considerar tal comercio como legal y que sin duda alguna aprobará los acuer– dos provisionales que le he propuesto sobre el asunto, y que evi– tará todas aquellas quejas y desagradables desavenencias que puedan originarse por una linea de conducta contraria. Despacharé inmediatamente una de las naves de guerra bajo mi mando a Inglaterra para pedir instrucciones especificas so– bre estos puntos, y me complazco en pensar que Ud. estará con– vencido de la conveniencia de evitar hasta su regreso todas las medidas duras o rigurosas que puedan originar queja inmediata

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