La Marina, 1780-1822
38 CAP. DE NAVIO JULIO J. ELIAS información de mi llegada aquí el 27 del p.pdo., pero como no es imposible que el H.M.S. Hyacinth llegue a Inglaterra antes que ella, me tomo la libertad de repetir en este despacho la in– formación contenida en mi anterior. Sus Excelencias ya han sido informados por las comuni– caciones del Capitán Sharpe, que la derrota sufrida por el Gral. San Martín en Talca, el 19 de Marzo fue pronto compensada por su decisiva victoria en Maypú el 5 de abril, con lo que ha aumen– tado en mucho su reputación militar, por la forma en que ha reagrupado sus dispersas y desanimadas tropas, especialmente cuando es sabido que sus oficiales mostraron generalmente poca firmeza y que sólo lo apoyaron muy débilmente. Fue la única persona en favor de enfrentar al ejército español en Maypú y sus esfuerzos personales ganaron la batalla cuando el ataque del ala derecha española fue rechazado y sus tropas desbandadas y cediendo terreno. El Gral. Brayer dejó el ejército en la mañana del 5 de abril bajo el pretexto de mala salud, y en general los franceses actuaron mal, mientras que algunos oficiales íngleses se distinguieron en forma particular. Los planos que tengo el honor de incluir pueden servir para darles idea de las dos actuaciones. La pérdida de la primera pa– rece haber sido causada por la singular buena suerte de los es– pañoles, al haber iniciado su ataque nocturno en el mismo mo– mento en que el ejército de San Martín estaba en movimiento para ocupar una posición donde estaría perfectamente seguro contra una ~orpresa, y se me asegura que en cinco mínutos más la totalidad se hubiera ubicado detrás de la hondonada mencio– nada en la relación oficial. El ala derecha que había ya ingre– sado a la posición antes de iniciarse la acción debió haber hecho un movimiento sobre el flanco español, pero como se cortaron las comunicaciones, el oficial al mando no quiso actuar sin ór– denes, y se retiró algunas horas después cuando descubrió la derrota completa del ala izquierda. En mi carta del 2 de mayo he atribuido este desastre a la traición de un oficial ingeniero español al servicio de este país, cuya repentina ausencia dio razón para esta sospecha. Sin em– bargo, se ha sabido por hechos subsiguientes que después de la derrota del 19 cabalgó a toda velocidad a Valparaíso, pensando sólo en salvarse, por lo cual ha sido juzgado desde entonces por una Corte Marcial. He informado a Sus Excelencias en mi carta del 2 de mayo, que los españoles permanecieron cuatro días en Talca sin ex-
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