La poesía de la emancipación

XVI AURELIO MIRO-QUESADA SOSA los espíritus y la evolución aún más rápida de l.os acontecimientos políticos externos, que llevan a un Mariano Melgar de la confian– za de las Cortes de Cádiz hasta la lucha y el martirio en la revo· lución de Pumacahua, o a un José Faustino Sánchez Carrión des· de el elogio al Consejer.o de Estado Baquíjano y Carrillo hasta la afirmación radical e inflexible de que sólo podía ser republicana la organización política del nuevo país independiente. ' Las poesías que se recogen en este volumen son fundamentalmen– te 'de autores peruanos. Pero en aquella época, de hermosa y opti– mista solidaridad continental, no se puede sentir como extran· jeras a quienes cantaron igualmente la Independencia del Perú, como los argentinos Esteban de Luca y Juan Cruz Varela por ejem· plo, o quienes como el venezalano Andrés Bello son insignes re– presentantes de la intelectualidad de toda América. Caso singular y expresivo es el de José Joaquín de Olmedo, entrañablemente vinculado al Perú por su afecto, por su educación, por el tema mis– mo de su Canto a Junín -la .obra maestra de la poesía de la Eman· cipación- y legítimamente incorporado después a su nativa pa– tria ecuatoriana. Fundamentalmente también, las poesías de esta colección son como medallones heroicos de elogio a quienes forjaron nuestra In– dependencia y en cambio vituperio -con la retórica excesiva pero explicable de la época- de todos los aspectos de la d.ominación españo¡a en América. Al cabo de los años el juicio es más sereno; pero hasta las diatribas tienen que consignarse por su condición de d-0cumentos. Con el mismo criterio se recoge también una vio· lenta crónica rimada contra Túpac Amaru -precursor de una Li· bertad que por lejana entonces parecía imposible- y, ya lograaa la Emancipación, se reproducen ciertas burlas, surgidas no entre los españoles sino entre los mismos compatriotas, como los dardos sonrientes o mordaces del clérigo Larriva por ejemplo. Cabe todavía otra observación. El hecho de que las poesías re· cogidas estén escritas en español, que es el idioma general y ofi– cial del Perú, no puede hacer suponer erradamente que sólo ínter· vinier-0n en la Independencia los criollos y los mestizas, los espa– ño;es peninsulares que los acompañaron y los demás grupos so· ciales que vivían en su ámbito cultural. La Independencia del Perú fue la obra de todos: hombres, mujeres, niños; gentes de campo y de la ciudad, de la sierra y los llanos; indígenas que dieron su sangre )' sus cosechas, su pericia en la tierra, su capacidad de sufrir y de

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