La poesía de la emancipación

252 AURELIO MIRO-QUESADA SOSA Y Cual aterroriza A los fieros tiranos de tal suerte, Que con estraña prisa, Temblando al ver las sombras de la muerte, De la asediada capital se alejan, Y á la merced del vencedor la dejan. No temas cara Lima: Agradece al Señor tu desamparo, Pues a tí se aproxima El gran Libertador, con cuyo amparo, Romperás para siempre las cadenas Que te han causado tan amargas penas. ¡O día el mas glorioso, Y por todos los siglos memorable, En que un pueblo piadoso Del modo mas solemne y respetable. Su independencia y libertad futura Sobre las aras del Eterno jura! Volad ángeles santos Al trono del Señor omnipotente, Y con sublimes cantos, De Lima religiosa y obediente Los votos ofrecedle y sacrificio, Por este inestimable beneficio. Los acepta, y el Cielo Le da el digno loor: ronco alarido De rabia y desconsuelo Retumba en el abismo espavorido A las furias su altivo rey convoca, Y á cruda guerra á su hacedor provoca. Salid, dice, terribles Génios del sumo mal: o que peresca, Con tormentos horribles La piadosa ciudad, o que me ofrezca El obsequio de amor, con el que me honran, Los pueblos que por mi su fé deshonran.

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