La poesía de la emancipación

272 AURELIO MIRO-QUESADA SOSA Pudisteis anunciar del Nuevo Mundo La libertad á todas las naciones: Salve una vez y mil, sabios varones; Ved ya, para consuelo realizadá La teoria del bien, que al hombre un dia Le fué en vuestros escritos revelada. Cuando la espesa nube del misterio En larga noche tenebrosa y fria, Los pueblos infelices conservaba; Cuando la España con pesado cetro De América los brillos eclipsaba, Vuestro sagrado acento Pué una luz celestial, fué luz divina, Que al mísero colono dió el aliento, Con que despues rompiera El yugo abominable que tres siglos En oprobio del hombre le oprimiera. Vuestros nombres el mundo agradecido Jamás olvidará. Ved ya destruido Para siempre el contrato Que en ruina de los Incas celebraron La vil codicia y ambicion sangrienta; Aquel contrato horrendo, Que selló el fanatismo, y aun lamenta La triste humanidad; ella aun jimiendo Nos recuerda que un dia fué insultado El Dios de paz en sacrificio augusto Por tres hombres feroces invocado Cese, pues, gran Colombia, (a) El compasivo llanto que derramas Sobre las tumbas de tus caros hijos, Que vibrando su espada, Del Septentrion al Sud por tí murieron; Tus ojos, largo tiempo encadenada, Harto llanto vertieron, Hoy, libres de opresion, en ellos brille La mas dulce alegria: Los himnos oye con que te saludan pe un polo al otro polo tus guerreros (a) Entiéndase que el autor designa con este nombre toda la América Española, aplicándola al de su inmortal descubridor.

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