La poesía de la emancipación
LA POESIA DE LA EMANCIPACION porque quiere nuestras vidas mejor que vuestro robar; pero no hemos de ;--agar pechos ni aduanas que quieren, pues no hay ley ni Rey que ordenen destruyan a sus vasallos, enviando unos pobres diablos que aún respeto no me!'ecen. Pero, cerrad esa Aduana, sin llevaros de consejos; Camborda los dá, sabemos él morirá como rana; tres días de esta semana os señalamos de plazo y sino lo hacéis, acaso se os abrirán los p.;scuezos sin dejaros ni aun Jos huesos a golpes de nuestra rabia. Ocurrió el Corregidor por sosegar nuestro empeño, pero tú, rapaz limeño, has sido el opositor. Pues te juramos por Dios que si no cierras la puerta, ínterin otra orden venga de superior tribunal no tiene para empezar contigo nuestro furor. Ya hubiéramos logrado nuestros impulsos Si el Corregidor no hace aquel recurso. ¡Vivan los Reyes de España que no han necesitado de Aduana! Si nos creéis salvajes habéis de morir: proseguid, que en la Aduana os hemos de freir. 13 (Publicado por Rubén Vargas Ugarte S. J. en Nuestro Romancero, Lima 1951, pps. 120-121).
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx