La poesía de la emancipación
El primer alcaide que, á la llegada del General San Martín, succedio en el cargo de tal, de la Cárcel de Corte, fué un buen hombre, fa· nático por la Independencia, á cada aposento de presos le fué variando la denominación que tenía en otro análogo al nuevo sistema; é hizo inscribir en las paredes del edificio las octavas y décimas siguientes: Por fin quiso la sábia Omnipotencia Que en América cesasen los rigores Concluyó de la España la inclemencia: Pues hoy la amable Patria con amores A sus hijos alhaga; y la indolencia Huyó por fin vestida de temores. Gracias á Dios y al Protector amado Que por nuestra quietud vive afanado. Al cabo de tres siglos sumerjida Esta casa en horrores y aflicciones Con grillos y cadenas oprimida. Colmada de injusticias y baldones, Hoy vuelve ya el logro de la vida Descansando en piadosos corazones. ¡Oh San Martín sin par! El santo cielo Dé premio en el Empireo a tu desvelo. Los duros infemillos ya murieron, Y finada la infame tiranía Los placeres del todo renacieron. ¡Vive gustosa dichosa Patria mia! Pues del ameno Plata te trajeron La Libertad, consuelo y alegria Y ¿por quién tanta gloria has disfrutado? Por el gran San Martin del cielo enviado. Murió por sus crueldades despotismo: Vive la Libertad ¡prenda ·sin precio! La Libertad, que el íbero egoismo Siempre miró con un total desprecio, Confundido el poder aun en si mismo
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx