La poesía de la emancipación

AL ARZOBISPO DE LIMA CARLOS PEDEMONTE El Veinticuatro de Noviembre de 1826, fijará una de las épocas de la regeneración peruana. En este día, al ocupar la sede arzobis– pal de Lima el Ilustrísimo Señor Doctor Don Carlos Pedemonte, se vió confirmado el acierto de su elección por el júbilo estraordinano de un numeroso pueblo. . . El Perú todo se gloria de ver a uno de sus nacionales en la primera de las sillas metropolitanas de esta América: honor que nunca obtuvo ni obtendría jamás en el antiguo régimen. Tan plausible suceso interesa más especialmente á la Con– gregación del Oratorio ... Tal se manifestó el día tres de diciembre, ofreciendo al autor de todo bien una misa solemne en acción de gracias; y la ternura de sus piadosos afectos se oyó espresada por el coro de la música en la siguiente letra: Eterno Dios! que propicio Accediste a nuestros ruegos: Colma los ardientes votos De tus mas humildes siervos. A este fin, con tu ministro La víctima te ofrecemos Inmolada en el Calvario Por salvar al universo. A tí oramos, invocando De JESUS el nombre excelso, Cuya infalible promesa Nos da confianza y aliento. La eleccion has inspirado Del Pastor piadoso y cuerdo Que nuestro amor designaba: Ungele tú desde el cielo. Difunde en su alma las gracias Que exije su ministerio: Y haz que todos le veneren Como arzobispo perfecto.

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