La poesía de la emancipación

526 AURELIO MIRO.QUESADA SOSA De sangre de tiranos y de esclavos. Suspende en alto ese fulmíneo brazo En acto de amagar. Tan solo el brillo De tu terrible espada infunde espanto Al déspota sañudo, y al insano Fautor de . turbulencia. Es tiempo, Próspero, Que entorno al lauro que la sien te ciñe– Pues con desprecio miras la diadema Que con falso esplendor deslumbra al siervo– De dulce oliva rama se entreteja Cuyo verdor pacífico presagie Próximo fin de nuestra larga angustia. Tiende, Señor, tu penetrante vista Por esta tierra de dolor, marchita Do quiera qué la holló la planta impura Del insolente Godo.-Campos yermos, Pueblos quemados, huérfanos, viudas, Luto, tristeza, lágrimas, silencio, Tan solo advertirás. Cada familia, Reducida á indigencia, llora víctimqs Sacrificadas al orgullo estólido O á la feroz codicia del tirano. Las santas leyes su benigno imperio Perdieron. Aflojáronse los lazos Que el doméstico hogar hacen tan grato; Y entregadas costumbres y egoismo, La Sociedad minando en su cimiento, Disolucion parece le amenazan. ¿Quien podrá reparar males tamaños Con imparcial teson, sino Tu mismo, Amaestrado á la par por las lecciones De adversidad y de filosofía? ¿Quien sofocar podrá del monstruo infando De la anarquía las cien cabezas de hidra Sino tu hercúlea respetada mano? Piloto esperto fuiste en la borrasca Cuando roto el timon, rota la antena, Rugían los vientos en discordia horrenda: Ora, guia la nave al puerto ansiado, De festones alegres coronada, Y la Esperanza sobre la alta prora.

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