La rebelión de Túpac Amaru
244 GUILLERMO DURAND FLOREZ zipac10n de los templos, la profanación de los vasos sagrados, al Augusto Sacramento por los suelos, las Imág nes mas devotas es– tropeadas los sacerdotes bañados con su propia sangre; los monas– terios, los combentos arruinados, y sus havitadores pasados a cu– chillo, como ya se han visto en tan corto tiempo, estos sacrilegios. Y en lance tan apretante, por salvar sus vidas, que es de derecho natural, se repartirían los vivientes en varias columnas, para ser los unos homisidas de 19s otros, y los amigos más íntimos, enemi– gos mas declarados por ver si assi podían escapar, ya que no sus mugeres, hijos y parientes. Lograría en esta ocación su deseo el bil traidor - José Gabriel Tupac Amaro, para pocesionarse en esta ciudad consumiendo el sacro sacerdocio~ y aniquilando esta Capital tal vez para su resguardo devería con sus capitanes y confedera– dos, fortificaríase de Armas Ofensivas, y defensivas, como a de– cantado el tiempo en el término de seis meses a esta parte; he hay perdida la doctrina evangélica rebuelto el Reyno y todo con– sumido. El modo de resarselo seria, ciendo posible arrando a raiz la nación Indica, esto es sino estara ya apoderado el Inglés here– ciarca y entonces mas dificil su restablecimiento poblariase de nuevo este tan basto Reyno con otros moradores y quisá con gran detrimento de la Europa. Este sería pues señor el estado de la re– belión oculta. Antes que todo se practicara, fue invitado mi her– mano por uno de los principales cavezas, para que con el Govier– no, y manejo que siempre ha tenido mi familia en mi nación, ser casique instruido, y Sargento mayor de las ocho Parroquias de esta ciudad, en la mayor facilidad convocara a los Naturales No– bles, y Plebeyos, a su concurso, y dieran abanee a su deseo, por ser mas los Indios que los Españoles, y aunque algunos se demos– trarían fieles a su soberano, pero los mas fueran traidores, o por temor de la muerte biolentados, ó por llevar adelante su sistema de que habian de ser invictos de las valerosas armas españolas tan triunfantes como ha manifestado el tiempo. Resistiese balero– so, mantuvose constante, repugnó bensedor a tan execrable pro– puesta, que el traidor Ildefonso del Castillo mayordomo del Cho– rrillo de Paucarpata le hizo en voz y en nombre de todos los con– federados, se infiere, manejase sagas, y tan prudente en la pro– puesta, que logró saver a rraiz todo el asunto, y con industrias mas que humanas disimuló por entonces su deceo, negase heroi– camente a la solicitud, que los traidores le hicieron de su Confe– deración para el lebantamiento, sin permitir que ni en palabra fuera su lealtad hija bastarda de su proceder tan honrrado. Fogo-
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