La rebelión de Túpac Amaru
LA RED •LION DE TUPA AMARU 245 so en el incendio del amor de su soberano, y como tan amante a la Prosapia Española, y a su patria, sin darle lugar en su noble pecho a tal beneno prueva hevidente de su legalidad dió trasla– do al Capitán de Cavallería Don Juachín de Balcarcel su Corregi– dor, cuia respuesta devidamente se presentó: Para que este SeñÓr anoticiara a los Reales J ueses de Su Magestad denunciándole en su carta la citada Rebelión, y con este aviso hisiéronse tan seriamen– te las diligencias, y con la captura y prición del rebelde, y su co– rrespondiente pesquisa, resultó en su consequencia la plena abe– riguación de los mas confederados, delatándolos ante aquel Juz– gado de aquel Señor Corregidor del Cuzco, que fué anoticiado vi– vamente por el Coronel Don Miguel de Torrejón, Regidor De Cano de su Ilustre Cavildo. Logrose la obra de sorprender a aquellos sediciosos a tiempo, y antes de que grasase mas la conjuración, fué oprimido en su origen de este monstruo pestilencial, y con es– te medio extinguida la perniciosa ~edición. Promulgó su rebeldía el infame traidor Tupac Amaro arrebatado de su billanía; Mi her– mano Don Pedro Sauaraura Tito Atauchi de Orden de la Junta de Guerra pasó a defender el honor de su soberano al Pueblo de Tun– gasuca, con toda su gente empeñose en la empresa con animo tan baleroso, poniendo en r iesgo su vida, relebante prueba de amor y fidelidad al Rey Nuestro Señor , expusose en aquel sitio al rigor de sus enemigos, que con mayor saña lo hostilizaron dándole en rostro con la denuncia que hizo de los primeros revelados colmán– dolos de Improperios y Ultrajes, y sebando su encono en el cada– ver, tanto que del estrago, que le causaron, no encontraron mas su cuerpo entre tantos que fueron tributarios de la Parca, como lo aseguran los pocos que lograron hacer fuga. Assi acabó este vasa– llo tan seloso del honor de su Soberano. Assi se sacrificó es– te Fenix en medio de sus tan relebantes, y exclarecidos servicios. Assi derramó su sangre este valeroso por amor de su Rey, y su Patria. Assi atestiguaron las quatro certificaciones dadas a su fa– vor las que en devida forma presento. Mas si se atiende a nuestro origen, no dejeneró en su lealtad, y servicio, porque eredó de sus progenitores esta legalidad: Pues don Alonzo Tito Atauchi, mi sex– to abuelo hizo otro servicio de esta clase a la Real Corona de Es– paña en el descubrimiento de este Reyno como lo acredita la Real Cédula del Señor Emperador Carlos Quinto su fecha en la Villa de Brucelas en veinte de Octubre de mil quinientos sinquenta y cinco en la que legitima a sus hijos naturales, le hace Señor de Casa de Cadena, y Alcalde Mayor de los cuatro Suyos, y hasiéndole mer-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx