La rebelión de Túpac Amaru

LA REBELION DE TUPAC AMARU 261 Almaor.- Leandro Palomino.- Marcos de Zalas.- Julián Lean.– Marcos Zalas.- Pedro Camacho. Otros.-En el pueblo de San Pedro de Quiquijana en veinte y nueve días del mes de Noviembre de mil setecientos ochenta y uno; parecieron ante nos Don Vizente Zalas, y Don Josef Quiñones, quie– nes, despues de haver hecho el juramento, por Dios Nuestro Señor y una señal de Cruz, y entendido lo que es, prometieron de decir la verdad de lo que fueren preguntados, so pena del juramento, que fecho tienen, y dijeron lo siguiente. Que haverse ido a alistar vajo de las banderas Reales a la ciudad del Cuzco el susodicho don Vi– cente Zalas, dió orden Josef Tupac Amaro, para que sus parientes ya llegados fuesen pricioneros a la capital de Tinta, y realmente fueron llevadas Doña Petrona Serrano su suegra, Doña Tomaza y Doña Rosalia Tarraga, sus cuñadas, quienes luego que merecieron juntarse con grandes lágrimas le contaron al declarante, las desdi– chas e infortunios que el suplicante padesió de cautibo de buelta del Cuzco, que fué y le contaron lo contenido que sumariamente hablando fué puesto dentro de la casa del r evelde, desde el dia que volvió .de la ciudad, hasta la dentrada de los españoles a Tinta, con tal inspección de que aunque destinava a barios sacerdotes a los pueblos, a el nunca se lo permitían salir, por decir toda la fa– milia de los Tupac Amaros, ser el suplicante un traicionero, y de– nunciador de sus asumptos, con el fin de matarlo a trayción. Que fué recojido dentro de su casa con los <lemas sacerdotes y religio– sos para ser quemado con ellos en un quarto de paja, y para éste fín Micaela Bastidas mandó tocar a entredicho, y estando influ– yendoles en la Puerta de la calle de su morada, que fué en el cavildo, salió intrépido al balcón el suplicante, y estando presente la refe– rida, predicó al Pueblo dándoles a entender lo malo, y sacrílego que iban a executar contra los sacerdotes, que realmente, era inocente, defenzores de la ley, y del Rey, y no traydores a su Inca, como se les acababa de decir, y con sus lágrimas sosegó al pueblo, y de este modo defendjó a los predichos señores dejando a sus moradores mui compungidos, por entonces. Que el suplicante andaría muchas veces lloroso, y siempre acompañad0 de otros sacerdotes, por decir que Josef Tupac Amaru a petición de Micaela Bastidas <lió orden para que lo desquartizaran, y con esta mira, siempre que salia el rebelde a sus expediciones dejava encargado a que tuvieran cuida– do de el por siertas noticias que adquirió estando en Pucacaza, y que lo mesmo (dijo el suplicante) se lo havia comunicado sigilosa-

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