La rebelión de Túpac Amaru
262 GUILLERMO DURAND FLOREZ mente Don Miguel de Samalloa casique Español del Pueblo de Siqua– ni, que estavan todc)s ellos echos un axí contra el referido eclesiás– tico, y que_procurase guardarse. Que estando las referidas señoras prezas en la casa del Rebelde Vinieron nueve o dies personas entre Indios e Indias Naturales de este pueblo de Quiquijana, a dar sus quejas contra dicho Eclesiástico, diciendo, que por haver predicado en su pueblo y reducido con sus razones a sus avitadores tuvieron facil dentrada los españoles; y que por su cauza estavan, ya mui ser– ca matando, y destrosando sus vienes, a estas razones el predicho eclesiástico solo bajó la cabeza sin poder contestar, que no haver ocurrido otras cosas tal vez huvieran muerto: que los Indios del lu– gar, y otros venidos desde Caravaya, Aplobamba, Lopaccas, Lampa, Asangaro, Ciamata, Chuquivanba y otros Pueblos, que concurrian para las expediciones hablavan mal contra el suplicante y los de– más sacerdotes, queriéndolos matar por decir que eran unos tray– dores a su Inca. Y el suplicante andaria muy rreseloso contando a unos y a otros muy asustado de que unos tantos Indios, que estaban bajo del balcón del cabildo se preguntaban unos a otros si este era ese clerigo Sauaraura, para no herrar finalmente fué preso por la misma Micaela Bastidas, y asegurando dentro de su casa donde ocurrió el Alcalde Don J ose Huachaui con sus grillos para ponér– selos, que no haver abanzado esa mesma tarde los Españoles hasta Combopata, y huido Micaela Basticas, Mariano y Fernando Tupac Amaro con los <lemas de su séquito huviera muerto irremediable– mente según contaba el mesmo a unos y a ótros el lance tan tremen– do en que se havia visto, luego que logró safar de su prision, y jun ... tarse con los <lemas sacerdotes, que estaban retraidos en la Iglesia esperando por horas la muerte según fué el alboroto de la gente por el entredicho insesante que tocaron. El otro testigo dice que con la ocasión de haver estado preso, y cautibo el, y su padre, con las dentradas y salidas, que lograva para alimentarse es testigo de vis– ta de lo referido y muchas cosas mas. Añadió este testigo que en el inte~edio de estar el suplicante predicando en el Balcón muy lloroso, y entreteniendo el tumulto con sus razones, lograron mu– chísimos españoles, Hombres y mugeres acogerse a la Iglesia los unos, y guareserse de los sacerdotes presos los otros, pues huvo or– den de que mataran a algunos y entre ellos dice que vió a Ermene- gildo Delgado Cazique que fué del Pueblo Nuevo, agradeserle mucho al suplicante por el buen oficio que havia hecho, y r scatado a mu– chos de la muerte. Dijo mas: que el suplicante estaba mui mal mi– rado de los Tupac Amaros. Muger, hermanos, hijos y <lemas fami-
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