La rebelión de Túpac Amaru
276 GU1LLERMO DURAND FLOREZ con caridad a sus próximos, y en especial a los españoles, pues tam– bién eran christianos como ellos, que estos miserables quedaban huerfanos bajo de su abrigo, y tutela, y que cuantas veces se ofre– ciese ir por orden de sus jueses, a qualesquier combates nunca fue– sen de los primeros, que pereserian eternamente estas y otras exor– taciones las hacía desde el pulpito.- Añadieron los declarantes que es público y notorio, los buenos oficios que el suplicante hacía en el principio, y tiempo de la rebelión, en el principio exorto a los espa– ñoles les dio misa, y patente el augusto sacramento cantó las leta– nias maiores, y les dijo, que aunque sea con pérdida de sus vidas mi– rasen por el honor de Nuestro Soberano, Otro testigo añadió, y dijo que por ver que andaban los españoles desertados, por los campos sin mas auxilio que el de Dios, ni mas sustento que sus lágrimas movido de caridad, pasó a la doctrina de Aiavire, donde en la oca– ción estaba el insurgente saqueando a sus moradores, y despues de haver rescatado a varios sacerdotes presos, y mugeres españolas de varios pueblos con sus súplicas, Ruegos, y la grande exortación que le dió según le oio decir dandose maña para todo, hizo que el in– surgente expediese yarios pliegos a favor de los Españoles, y Igle– sias y el uno de ellos vino trayendo a este pueblo e interpretando en el, y de una indico dio a entender un día domingo el favor que el Insurgente les hacía, dijo el un declarante que con este motivo rresolvieron los Indios de que por haverse puesto el suplicante por Ynmedio adbitrarian, ponerlos en redesillas y llevarlos a su Inga, ya que no los matavan, que el suplicante entró al tiempo del alsamien– to hizo azotar publicamente amarrado en el Pollo a un Indio ladrón, para exemplar y escarmiento de otros. A mas de los predichos de– clarantes dijeron otros muchos que el suplicante aun con peligro de su vida, se exercitava en actos piadosos de quererlos libertar bus– cando modos y adbitrios de sosegar a los Indios, y bajarlos de sus Impresas tanto les decía, que llegaría tiempo en que se arrepenti– rian de sus hechos sin poderlos rremediar pues aora que nueba– mente ha buelto de compañero los Domingos en el pulpito, y en la puerta de la Iglesia aora de doctrina les tray a la memoria los grandes encargos y concejos que les havia dado en tiempo de la Re– belión, de los que no supieron aprovecharse les riñe asperamente de sus malos hechos les exorta a penitencia, y otros actos piadosos, para de este modo redusirlos al servicio de Dios, y sujeción a Nues– tro Soberano, dijeron los declarantes que si hieiera recuerdo de otras cosas mas sería molestar la atención del Juez, y solo se reme– tian al tiempo, quien es el mejor testigo de los muchos beneficios que logro hazer con varios sugetos de diferentes clases en sus vidas
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