La rebelión de Túpac Amaru
350 7 8 9 10 GUILLERMO DURAND FLOREZ veldes después de saquearle todos sus vienes, de los de– más no se ha podido saber si han muerto o vivos andan fugitivos. === Es claro justificante de lo todo lo expuesto la representación hecha al señor Visitador Don José An– tonio de Areche por el contador de esta administración don Christoval Messia, con inserción de la cuenta jurada del ofizial mayor Don Miguel Sacristán de las pérdidas en los tres ramos y provincias de Tinta, Quispicanche y Calca y lo del decretado : cuio documento tengo remiti– do a esa dirección general vajo del n<: 17 en satisfacción de los puntos comprehendidos en los reparos de la mis– ma cuenta del año de mil setecientos ochenta al que remito === También acreditan la vigilancia de esta Ad– ministración en la solicitud de lo perdido, lo cobrado del Administrador de Paucartambo, la del estanquero del puente de Pisac. Los nobenta y siete pesos un real recuperados en existencias de don Ramón Paulino Vera, estanquero de Sicuani, a cuenta del total de lo perdido en Tinta. La verificada con el actual administrador de Chunvivilcas quien corrió sus representaciones solicitan– do quedar libre de la resulta de toda su cuenta y exis– tencia de fin de Diciembre, por motivo de la rebelión: comprobantes que me rebelan de cualquier nota de omi– ción === La cuenta del año de mil setecientos ochenta se formó en esa Contaduría General, pues igno~ándose aquí de esta obligación, sólo se mandaron a esa dirección ge– neral los libros y demás documentos consernientes a los consumos y valores de la comprehensión de este obis– pado respectivos a aquel año; en vista de ello se glozó la correspondiente se me embió para que sacándose una copia de ella se remitiese, dejando en esta administra– ción su original por formulario para los años subsecuen– tes, como lo acredita el oficio con que la acompañó el señor Director Don Manuel Vizente Saenz de Ayala fe– cha veinte y seis de octubre de mil setecientos ochenta y uno cuia copia incluyo === Recivida que fue dicha cuen– ta fié ( por hallarme ocupado en la comisaría de Gue– rra ) su reconocimiento del oficial mayor Don Miguel Sacristán, satisfecho de que havi ndo corrido a su cui– dado los libros y cuentas de aquel año pudi se advertir las diferencias que encontrase, pero lejos de esta opera– ción o no le dio inteligencia o solo cumplió con que se
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