La rebelión de Túpac Amaru

LA REBELION DE TUPAC AMARU 399 Como las urgencias de guerra piden sus mas puntual y efectivo reparo, el corregidor de esta ciudad, con los <lemas señores, que com– ponen la Real Junta de ella, determinaron se abriesen las Reales Arcas para subvenir las impensas que se han contemplado indispen– sables para la defensa de esta ciudad, y aun de todas las Provincias del Distrito de esta Real Caja. Como vimos cuanta era la estrechez en que nos ponía el rebelde Túpac Amaro, no nos pareció conforme resistir a una Providencia en que tanto se servía al soberano, y que de su negativa se le acarrearía mayores sumas de gastos. En cuya conformidad se ha dado puntual satisfacción a todos los libramien– tos expedidos por los señores de la Real Junta de que se lleva la mas prolija cuenta para lo sucesivo presentarla a la Superioridad de Vuestra Señoría y a los <lemas respectivos tribunales. Desde el día 12 de Noviembre, en que supimos la alevosa trai– ción del cacique José Túpac Amaro contra el reino y la corona, sus execrables hechos de ahorcar a su corregidor, dar muertes violen– tas a otros, robar todas las haciendas a los españoles, sitas en los lugares de que se ha señoreado, y lo que es mas, haber derrotado, el 18 de dicho mes, nuestro destacamento con pérdida de ochocien– tos hombres, entre eilos un crecido número de los que componían, en la mayor distinción, este comercio, a los que invadió y cercó en el pueblo de Sangarará, con más de veinte mil combatientes, parti– darios suyos, en cuyos detestables delitos sigue aleve con mas es– fuerzo y empeño; desde ese día en que nuestros corazones no res– piran sino sobresaltos, estando sobre las armas dispuestos a morir en la defensa de Nuestro Natural Señor, no hemos podido cumplir con los deberes de nuestro empleo con aquella exactitud que exije su recomendación. Aunque hubiéramos intentado ejecutar nuestro ministerio, nada avanzaríamos, porque las provincias, todas, son su– blevadas, y las que no lo están declaradas, ocultan, con su corto di– simulo, su veneno. Así los tributos y demás ramos no son satis– fechos ni hay corregidores que los exijan: dos de ellos son muertos al tirano impulso del traidor. Otros perseguidos de él, han desam– parado sus territorios, y los mas de los deudores a Real Hacienda, los que no fallecieron andan prófugos al terror que amenaza la in– feliz situación a que los contribuye el rebelde. En una palabra señor, aquí todo es confusión, desorden, y esperar por momentos la muer– te. En cuya virtud, lo que hoy nos ofrece el tiempo, es resguardar solamente el caudal, llevar cuenta de los libramientos que se dan por la Junta de Guerra, y que despues que la sabia y próbida jus– tificación de Vuestra Señoría aquiete esta turbulencia e inquietud en que se hallan esta ciudad y Provincias de su distrito y nuestros corazones, pasarán estos como fieles a poner en ejecución sus obli-

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