La rebelión de Túpac Amaru

LA REBELIÓN DE TUPAC AMAR.U 41 Sinanyuca, se contempla que el 30 del pasado, haya tenido su re– friega en aquel lugar, que dista de aquí, cerca de 50 leguas, estamos esperando sus resultados, que, mediante la piedad del Señor, con– cibo sean favorables, y esto de aquí queda de algún modo fortifi– cado; como tengo dicho a Vuestras Mercedes, con las disposicio– nes del Señor Don Manuel Villalta, que hace de Inspector General de estas tropas, que hasta aquí no han ocurrido mas de Abancay, Paucartambo, Calca, Urubamba, Paruro y Aymaraes, esperándose, por horas, la de Arídahuaylas. Con estas revoluciones en nada se piensa más de en armas, por lo que en cuanto a los asuntos de esta otra, no separándome del reparo a lo que ocurra, pues es muy de mi obligación, luego que se logre algún sosiego propenderé al cumplimiento de todo lo que Vuestra Merced me ordena, y, por otra parte, reiterando las debi– das gracias al celo y justificación con que Vuestra Merced ha pe– netrado los contrarios designios de mis adversos, que, solo por destruirme, figuraron delitos que no había cometido, este consuelo, en mucha parte, me había sostenido de cualquier desesperación, que podía causar al más constante, pero hoy, a mejor luz, está todo descubierto, que es mi mayor consuelo, y mucho mas a vista de estar patrocinado de la justificada penetración de Vuestra Merced. En todo lo demás, me ratifico al contexto de mis antecedentes procediendo, con subordinación a cualquier asunto que se ofrezca y · corresponda la intervención de este Ilustrísimo y labrar un mérito para con Dios, y el de ser cristiano, que, por mis delitos tan gran– des, merezco los mayores castigos del mundo. Que es cuanto ocu– rre y rogar a Dios guarde la importante vida de Vuestra Merced. muchos años. Cuzco, 3 de Diciembre de 1780. A. N. LIMA Temperalidades - 1780 Correspondencia José de Castañeda.

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