La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes

IMFORME RELACIONADO DEL CABILDO DEL Cuzco 105 teniente coronel D. Mateo Oricain, que se hallaba en Lima, con el corto término de tres dias presentó más de 800 hombres de aquel partido, aunque con pocas armas, que se pusieron al mando de su propio teniente coronel D. Isidro Gutierrez, del órden de Santiago, y acuartelados en las casas capitulares, fueron gratificados por este jefe, animándoles para el mejor cumplimiento de su obligacion. De esta tropa se destinaron 300 hombres al comando del capitan del comercio D. Simon Gutierrez, para que pasase á incorporarse con la que tuviese en el pueblo de Orcos el corregidor de Quispicanche D. Fernando de Cabrera, á que se debia tambien unir una crecida com– pañía de Paucartambo y otra de Calca; pero no esperando estos re– fuerzos, S?lió (como se lleva referido) para el desgraciado sitio de Sangarara, y con la noticia de su pérdida, se le comunicó órden por la junta de Guerra á D. Simon á la una y media de la noche del dia 19 para que se mantuviese en el pueblo de San Jerónimo y paraje nombrado Caira, para observ:ar si algunas partidas de enemigos se acercaban á esta ciudad, como se tuvo entendido lo intentaba el re– belde, y despues se le mandó volver aquí, cuyas órdenes cumplió puntualmente este oficial, manifestando su eficaz empeño y obe– diencia. Don Manuel de Castilla, corregidor de Chilques ó Paruro, aprontó con la mayor presteza 1.300 hombres, y los puso el día 19 en los altos que se nominan Ocoruro, para pasar á unirse con el co– rregidor de Quispicanche Cabrera, y noticiosa la junta de Guerra de su pérdida, le dió órden para que se retirase á favorecer y guardar los pueblos de su provincia, que por ser antemural del rebelde po– dían ser insultados, y que sólo enviase á esta ciudad 100 hombres, como lo ejecutó despues con el sargento mayor D. Francisco de Te– jada, y con ellos se formó la guarnicion del cerro de la fortaleza an– tigua. Fue muy conveniente aquella disposicion, porque luégo aco– metió el enemigo por várias partes, que defendió D. Manuel de Cas– tilla con la mejor disposicion, honor y empeño, y lo acreditó tam– bien en muchos y contínuos sucesos, en que triunfó siempre, no de– samparando su provincia y dejando airosas las Reales armas de V. M., como lo habrán informado los jefes y comandantes. Llegaron luégo las dos compañías de Pancartambo y Calca, la primera con 100 hombres de gente escogida y util, armada de escopetas, espadas y rejones, al cargo del gobernador de aquel partido D. Pedro Flores Cienfuegos, y al mando del teniente coronel D. Pablo de Astele y de su sargento mayor D. Francisco Zelorio, ambos faciales de pun– donor, que calificaron despues muchas veces el desempeño de sus deberes, y la segunda de 50 hombres, despachados por el corregidor D. Pedro Centeno, al cargo del capitan D. José de Amoros, con po– cas armas; una y otra fueron acuarteladas en el cuartel general, y

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