La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes
INFORME RELACIO)l'ADO DEL CABILDO DEL Cuzco 109 marqués de Rocafuerte, vistió várias compañías de su regimiento de caballería que lo necesitaron, y entregó muchas varas de ropa para que se vistiesen otras, con liberal demostn~cion de sus deseos al mayor servicio de V. M. y ahorros de su Real Hacienda. Formó– se una' compañía de gente española suelta con el nombre de volun– tarios, que llegó á ochenta hombres, y debiendo tener un capitan de honor, se destinó por la junta de Guerra para su mando y mane– jo al coronel de milicias de Tarma D. Pedro Echave y Mollinedo, que desempeñó exactamente sus obligaciones; esta compañía se acuartelaba de noche y turnaba con la del comercio en rondas y guardias, y se puso en correspondiente instruccion. Ningun vecino dejaba de manifestarse pronto y dispuesto con sus armas para la defensa, y siendo justo ver unida la nobleza, se formó otro distingui– do cuerpo de ella, sin que se reservase sujeto de edad ni carácter, que no se incluyesen en su lista, y formada otra compañía, se nom– bró por la junta de Guerra por capitan de ella con el grado de co– ronel interinó á D. 'Faustino Alvarez de Joronda, conde de Valle– hermoso; por teniente á D. José Antonio Vivar, gobernador absuel– to de Pancartambo, y de alférez al regidor D. Francisco de la Ser– na. Ya con este noble cuerpo no le quedaba á este cabildo y su jun– ta otro empeño que el ver puesto sobre las armas al estado ecle– siástico. No se tardó en cumplir este deseo, porque el reverendo Obispo, estimulado de la necesidad y de su propio honor, dispuso congregar á su casa episcopal toda la clerecía y colegios de ella Formó cuatro compañías, solicitó las armas que tenian y les man– dó ejercitar un eclesiástico instruido en el manejo. Les puito ofi– ciales de su clase, y por su comandante al dean Dr. D. Manuel de Mendieta, quien con poca demora de dias se presentó con este ve– nerable cuerpo en la plaza á caballo. No podrá este cabildo expli– car la ternura con que admiró ver manejar las armas á unos sacer– dotes que se lo prohiben las leyes; pero la urgencia obligó á ello y facilitó la dispensa. Túvose por necesario formar un cuerpo de ca– ballería ligera para acudir prontamente á reconocer los puestos y guardias avanzadas y reparar los movimientos del enemigo, para lo que se reclutó alguna gente adecuada, y llegando despues los mo– zos españoles y mestizos de la provincia de Chumbibilcas, se ofre– cieron con caballos y mulas propias á este servicio, y habiéndose buscado y costeado las que faltaban, se verificó poner el número de ochenta hombres al mando de D. Santiago Allende, á quien' inte– rinamente graduó la junta de Guerra de coronel, para que le au– mentase y sirviese de estímulo á su mejor desempeño. Todas estas tropas, que componian ya el número de cerca de tres mil hombres) se uniformaron con variacion en las divisas á la disposicion y cuida-
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