La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes

116 INFORME RELACIONADO DEL CABILDO . DEL Cuzco 31.961 pesos dos reales y medio, han servido en parte de gastos a·e los muchos que ha tenido la Real Hacienda. Otros vecinos contri– buyeron con cantidad de ropas para unüormar las tropas, como lo refiere el testimonio núm. 7, y se excusó tambien de este gasto el Real Erario. De modo, que por todos los estados se manifestaba de los fieles vasallos de V. M. el deseo de sacrificar sus bienes y vidas en su Real servicio y de la patria, y que ninguno les aventajase en el amor á su justo y piadoso soberano. Todos estos caudales, y los demas de las Reales arcas, se manejaron y distribuyeron al princi– pio por los oficiales Reales, hasta que se nombró por el Intendente visitador general, en calidad de comisario, á don José de 'Lagos, ad– ministrador de la Real renta de tabacos, sujeto de actividad, celo y prolijo manejo, que tomando á su cargo, y cuidando él de esta in– cumbencia, la ha desempeñado hasta el presente, que ha pasado al administrador general de rentas Reales y sus ministros. No cesaba el rebelde en sus insultos, y principalmente los hacia en los pueblos pingües por aprovecharse de los frutos, y que no se abasteciera de ellos esta ciudad, con cuyo intento se dejaron ver el dia 17 de Diciembre en las alturas de Urubamba y Calca muchos indios para bajar . á sus poblaciones, que están situadas en las orillas del rio grande de Villcamayo, de que tuvo pronta noticia la junta de Guerra, y sin perder instante, dispuso pasase luégo el corregidor Marqués de Rocafuerte, y con la gente del mismo Urubamba con– tuviere el insulto, llevando de auxilar la caballería ligera del co– ronel Atiende,. miéntras se disponia la demas que se necesitase. Ejecutó el Marqués la órden con tanta prontitud, que á la media noche en que se 1~ comunicó, sin detenerse á llevar caudal para socorrer y pagar las tropas, ·que ofreció suplirle del que tenía en su provincia, se puso luégo en marcha, para llegar allá al amane– cer, como lo hizo. Juntó incontinente su gente, cuyo mando confió á su justicia mayor D. Martín de· Arana, sujeto de actividad y bue– na conducta, y unida con la auxiliar de c~ballería y los indios que aprontó el noble y fiel cacique de Chinchero don Mateo Pumacalma y sus aliados los caciques de los pueblos de Maras y Guayllabamba, pasaron al pueblo de Calca, distante tres leguas, donde ya babia en– trado el enemigo, que le incendió en mucha parte, matando á toda especie de personas, sin reserva de mujeres y párvulos, ni respetar el templo, pues den tro de él quitaron la vida á los que .se . habian valido del sagrado, sin que el cr istiano empeño y esforzada exhor– tacion del cura D. Maur icio de La Peña pudiese contener la desen~ frenada furfa de estos perversos contrarios. Sabida esta atrocidad, se encendió el espíritu y valor de nuestra tropa, la que dispuesta por

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx