La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes
INFORME RELACIONADO DEL CABll..DO DEL Cuzco 119 fió al sargento mayor del regimiento de caballería de esta ciudad, D. Gaspar de Rosas, que ocupó aquel puesto hasta la llegada del primer auxilio de Lima, y . desempeñó la confianza tolerando las in– comodidades de su situacion conocida por trabajosa y molesta. No eran menores los cuidados que ofrecían los . acontecimientos de los aliados del rebelde para apoderarse de la provincia de Cotatambas, y seducir por aquella parte las provincias fieles de Aymaraes, y las que siguen hasta la. capital de Lima, y cortar .los puentes del trán– sito, pero la constante fidelidad de sus habitantes, alentados y fa– vorecidos de los curas D. Manuel de Cabiedes, D. Francisco Mon– tejo, D. Juan Cárlos García, D. Juan Antonio Palacios y todos los demas de aquella provincia, con el auxilio de algunas pocas armas remitidas al justicia mayor don Manuel de Encalada con las órde– .nes conferidas á éste por la junta de Guerra, á quien acompañó D. Miguel Valdés y Peralta, vecino distinguido de esta ciudad que se hallaba allí, formaron unas gloriosas defensás en varios ·puestos, con que contuvieron por entónces los progresos de los jefes que seguian la rebelion, haciéndoles retirar á los pueblos que ocupaban de la provincia de Chumbibilcas, y fueron muy advertidas las disposi– ciones del mencionado cura D. Manuel Cabiedes, quien convocó, co– mo vicario, á los demas, haciéndose caudillo de ellos, los cuales, con la junta de la gente de sus feligresías, compusieron un ejército de más de seis mil hombres, y dieron puntuales noticias de sus acae– cimientos, y aunque unos y otros se emulaban y procuraban em– peñarse para que no tuviese lugar la seduccion en sus curatos, se distinguió esforzadamente D. Juan Antonio Palacios, cura interino deL pueblo de Mara, que siendo el más inmediato al confin de Chum– bibilcas, resistió los ímpetus de los rebeldes Parbina, Valencia y Ponce; y en varios reencuentros mató á alguno de los suyos y los hizo retirar escarmentados, def~ndiendo por aquella parte la inva– sion, con otros servicios que hizo este cura manteniendo su gente, esforzándola para la constante fidelidad: ha sido contínua su per– manencia y predicacion á sus feligreses, que mantuvo sin mezcla de sublevados. En los pueblos de Llusco y Quiñota, de la provin– cia de Chumbibilcas, inmediatos á los de la referida de Cotabam– bas, se hallaban los dos eclesiásticos D. Pedro Moscoso y D. Manuel Mariano Alvarez, ayudante del cura propio doctor D. Francisco Ja· vier Delgado, que estaba retirado por sus accidentes en esta ciu– dad, y ellos, cumpliendo su pastoral obligación, con fervorosas ex– hortaciones pudieron mantener fieles á sus feligreses, y que hicie– sen frente y oposición á los rebeldes de Parbina en várias ocasio– nes, de que comunicaban frecuentes noticias al mencionado cura, y éste las pasaba á la junta con puntual relacion de los sucesos, ma-
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