La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes

INFORME RELACIONADO DEL C ABILDO DEL Cuzco 121 tencia, lo que obligó a retirarse con la poca tropa de gente española al justicia mayor, comandante de las armas, D. Pedro de Concha. Hallábase esta ciudad ll~na de estos cuidados con la inmedi~cion del enemigo. Advertia su mucho número, y que á un mismo tiem– po estaban fatigadas de otros ejércitos suyos las provincias de sus costados por la derecha é izquierda, con el fin de .cercarla, para cuyos rep~os no omitia la junta de Guerra con eficaz empeño cuan– tas diligencias eran oportunas, y despachó postas al comandante D. Gabriel de Avilés, destinado por el Virey de Lima al socorro de esta ciudad, para que acelerase su venida. Este distinguido jefe lo hizo así, y con forzadas marchas, venci~ndo las dificultades de con– dtlcirse con su tropa, armas y municiones, verüicó su entrada en ella la tarde del día 1 Q de Enero de 781,. con la incomodidad de una copiosa lluvia. Se hizo sentir luégo el general consuelo que recibió este vecindario con este auxilio, que aunque fué sólo de doscientos milicianos pardos de .Lima, el aumento de armas y per– trechos, y más que todo, la presencia de un comandante militar, cuya pericia y nobles calidades eran conocidas, alentó su espíritu, y fundó una justa confianza de su defensa. Posesionado en el man– do de las armas, mantuvo en el empleo de inspector á D. Manuel de Villalta, en el que hacia de ingeniero á D. Márcos Baulen, en la comandancia del cuartel á D. J oaquin Balcárcel, en el de mayor general á D. Juan Manuel Campero, y en sus ejercicios y destinos á los demas jefes y comandantes de los respectivos cuerpos. Y no perdiendo instante en imponerse el estado en que se hallaba la ciu– dad, el número de sus tropas, los parajes que debían resguardarse, previno cuanto se hizo necesario á contrarestar y desvanecer las ideas del enemigo. Dispuso saliese un destacamento de mil hombres, todos milicianos urbanos y provinciales de infantería y caballería, con la gente que se hallaba en el pueblo de San Jerónimo con D. Pedro Concha, para que embarazase el rebelde la entrada por la parte llana que se nombra la angostura, dos leguas y media de esta ciudad, en cuya inmediacion se hallaba el atrevido insurgente para llegar á invadir los dos pueblos de San Jerónimo y San Sebastian, que son parroquias de ella, y subir por sus alturas al cerro de nues– tra antigua fortaleza que la domina. Confió el mando de esta tropa al sargento mayor de ejército don J oaquin de Balcárcel, y de su segundo D. Francisco de Layse– quilla, quienes acelerándose con ella para ocupar la boca de su es– trechura, lo consiguieron á las cinco de la tarde del dia 3 de Ene– ro, y avistando al enemigo, le acometieron con el más vigoroso es– fuerzo, y en solo el tiempo que permitia la luz del sol, le desba-

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