La rebelión de Túpac Amaru: antecedentes
INFORME RELACIONADO DEL CABILDO DEL Cuzco 129 tendia el rebelde hacer en las sucesivas provincias de Aymaraes, Lucanas y sus contiguas de la costa del mar hasta Lima. Rechaza– dos los enemigos por aquella parte, consideró el corregidor de la provincia de Aymaraes D. José Alvaro Cavero podia ya sacar de ella alguna gente sin recelo de que se alterasen sus pueblos, y se condujo á esta ciudad con un regimiento de dragones, de cerca de 700 hombres, que los presentó uniformados con algún arreglo, au– mentando con este cuerpo el que se deseaba formar para perseguir al rebelde, que aunque llegó despues de su fuga, sirvió en adelante en las expediciones. Los indios, nobles, caciques y principales de las parroquias de esta ciudad, que se habian manifestado fieles y esforzados en su defensa, deseaban por sí formar un cuerpo que los distinguiese, y se lo concedió el comandante, nombrándoles por coronel á D. Vi– cente Casimiro Choquecalma, cacique de la parroquia de Belen, y de teniente á . D. Isidro Bustinsa Velucana, cacique de la de Santa Ana, y formándose compañías con todos los demas indios de la ciu– dad, supieron acreditar su lealtad en destinos que se les dieron y desempeñaron. El Virey de Lima, que velaba sobre los cuidados del estad<;> en que se hallaban estas provincias, con las demas del interior del reino, dispuso viniese. á su reparo y pacificacion el ma– riscal de campo D. José del Valle, inspector general y cabo princi– pal de las armas; el visitador general D. José Antonio de Areche y D. Benito de la Matalinares, oidor de la Audiencia de Lima, con tropas veteranas y milicianas de aquella capital, con las armas que pudo conducir para éstas, que se hallaban sin ellas; á que unió un cuerpo · de artillería, con algunas piezas de campaña, y municiones para formar un correspondiente ejército, cuya noticia alentó mu– cho á nuestras tropas auxiliares, que deseaban operar en la perse– cucion del rebelde, hasta desvelarse y reducir á la debida obediencia las provincias alteradas. Miéntras se conducia y llegaba aquí aquel refuerzo con el superior jefe, no cesaba el comandante Avilés en dar providencias contra los acometimientos del atrevido Tupac Ama– ro, que las hacia en todos nuestros contornos, insolentándose los que seguian el rebelion en los robos de ganados y haciendas, y parti– cularmente las que guarnece el rio de Villcamayo, con su curso por las provincias de Quispicanche, Calca y Urubamba, en los altos de Pancartambo, y dispuso pasase un cuerpo de tropas á perseguirles, al mando del coronel de milicias D. Isidro Gutierrez, del órden de Santiago, con el buen auxilio del cacique Pumacalma y sus fieles in– dios, que todos debían pasar á unirse con la que se hallaba en Pan– cartambo, para correr sus altos y los de Ocongate. Este jefe, alen-
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